Lo principal es activar los músculos. Si estamos acostumbrados al ejercicio como si no lo practicamos mucho, los músculos hay que activarlos ya que son los encargados de quemar la grasa acumulada. No penséis que hay que estar todo el día en el gimnasio. Basta con 30 minutos de tonificación al día y en poco tiempo notareis los cambios.
Además de la activación muscular, conviene hacer un poco de cardio para bajar la grasa más rápidamente, especialmente la del abdomen. Alterna la velocidad e intensidad de cualquier rutina de ejercicio cardiovascular para activar tu metabolismo y acelerar la quema de grasa.
El punto clave para ponerse en forma es cambiar los hábitos alimenticios controlando lo que comes. Lo más recomendable es hacer cinco comidas ligeras al día. Programa las comidas a la misma hora cada día e intentar no saltar ninguna. Esto no significa que tengas que comer poco ya que a medida que empieces a hacer ejercicio necesitaras mas nutrientes. La clave está en comer hasta saciarte pero sin empacharte.
También es importante en concienciarse en que hay que comer sano y limitar la ingesta de carbohidratos ¡Di no a la bollería industrial, fritos y comida precocinada! Tu cuerpo te lo agradecerá y los resultados serán más que vistosos.
¿Y qué sería de una buena operación bikini sin hablar de líquidos y descanso? La hidratación es una de las cosas más importantes y que nunca cumplimos. No solo en este caso. Tenemos que acostumbrarnos día a día a hidratarnos correctamente empezando por el mínimo de agua a ingerir, que son dos litros diarios. Si no tienes sed, compénsalo preparando batidos, zumos naturales y tés. Verás como al final te engancha.
Por último: mantén a raya el estrés. Estas bajadas de peso suelen crear estrés ya que quieres ver resultados inmediatos, pero es contraproducente ya que muchos estudios señalan que los altos niveles de estrés están muy relacionados con el aumento de kilos. Así que relájate, duerme bien y deja trabajar a tu cuerpo.