Dicen que el piloto asturiano más internacional ya ha encargado el suyo, pese a conducir un SLR Coupe en sus ratos libres desde que se alistase a las filas de McLaren. Y no extraña, pues el SLR McLaren Roadster es uno de los vehículos más exclusivos y sugerentes del panorama. Una joya de 534.000 euros fabricada de forma artesanal.
Este exclusivo descapotable biplaza suma techo de lona eléctrico —se pliega en diez segundos tras liberar un gancho interno—, y viene a ser la interpretación civilizada de un Fórmula 1. De hecho, y aunque el motor procede de Alemania, el coche se ensambla en las instalaciones de Wokin (Inglaterra). Precisamente ahí se fabrica el monoplaza de Alonso, y está el moderno laboratorio de la escudería McLaren (encargada de parte del desarrollo de este modelo), situado en un entorno boscoso donde los operarios deambulan con trajes especiales y el secretismo y las medidas de seguridad son absolutas.
Soluciones de competición
Las características del SLR McLaren Roadster, beneficiado por soluciones de competición, explican su elevadísima factura: puertas que abren en vertical, carrocería, chasis y bastidor de carbono, motor con un poderoso compresor que rinde 626 CV... También incorpora sofisticaciones como un alerón que se despliega desde 95 km/h para aumentar la estabilidad y que invierte su posición al frenar —modo aerofreno—, quedando vertical para ayudar a detener el conjunto, como un avión al aterrizar.
De 0 a 100 en 3,8 segundos
Conducir un coche como el SLR McLaren Roadster no es tarea fácil. Y es que, pese a contar con cambio automático de cinco marchas, una dirección rápida y directa, unos frenos muy potentes o un completísimo elenco de dispositivos de ayuda electrónicos; su enorme potencial, dirigido por entero a las ruedas traseras, le hace volar a más de 330 km/h. Para hacerse a la idea de sus instantáneas reacciones, en la aceleración de 0 a 100 km/h invierte 3,8 segundos, como una moto de gran cilindrada.
De ahí que Fernando se haya decidido por un modelo que transmita sensaciones parecidas a las que vive cada vez que se enfunda su mono de trabajo.