Hace tiempo, Honda decidió abrir nuevas sendas de producto. De ahí que en una plaza tan fuerte como el Salón de Tokio, celebrado el pasado otoño, anticipase una línea retro que toca a distintas parcelas y que dará qué hablar. Pues bien, conforme a ese planteamiento, en la misma muestra. el gigante del ala dorada mostraba la sorprendente DN-01, singular como pocas y a medio camino de los segmentos cruiser y scooter.
Diseño futurista
El diseño es dinámico y sin duda futurista, muy llamativo. Incluye soluciones prácticas como el cofre situado bajo el asiento o la instrumentación digital, mostrada en un generoso LCD. Su concepto no es enteramente nuevo –la también flamante Aprilia Maná, de la que pronto les contaremos, guarda muchas similitudes–, pero abre una flanco de interés para distintos moteros, sobre todo de mega scooter. Es más, sus características no la limitan a trazados urbanos, donde se encuentra razonablemente a gusto, sino que la capacitan para atacar largos trayectos con confort business class.
Su parte ciclo está concebida para garantizar estabilidad. Se asienta sobre un bastidor relativamente sencillo, con una doble cuna en tubo de acero que soporta el motor, la suspensión y el carenado. Como se aprecia, la posición de conducción es bastante retrasada. En cuanto a sus frenos, sendos discos frontales más uno posterior, incluyen ABS y son combinados, de modo que al tocar la palanca del trasero actúa ligeramente el delantero. Otro detalle es su freno de parking para estacionarla con seguridad.
En cuanto al motor, es el mismo bicilíndrico de 680 c.c. de las Honda Deuville y Transalp. Rinde 50 CV, suficientes para moverla a elevados cruceros incluso si son dos los que se encaraman a sus lomos.
Con todo, la mayor innovación de la DN-01 reside en su sofisticado cambio HFT, con un sistema mecánico que elimina brusquedades al pasar de marchas. Ofrece dos modos automáticos de funcionamiento: D normal, y S deportivo. Junto a ellos hay una posición manual de seis etapas a seleccionar desde el manillar, un punto Lock-up que mejora la coordinación entre el motor y la rueda trasera –para subir a bordillos con facilidad– y un punto muerto por si toca acelerarla en vacío en reparaciones o mantenimiento. Así que para ponerla en marcha basta apretar el arranque y el interruptor DN que conecta la transmisión.
En suma, un portento que no saldrá barato, pero que fija un antes y un después, rebosa tecnología y confort, y sirve para ir al trabajo o de viaje en buena compañía.