Del éxito que persigue al remake del Mini habla un dato: a estas alturas son más de un millón las unidades vendidas. Para mantener su vigor, hace unos meses recibía un ligero lavado de cara que actualiza sus premisas, aunque esencialmente mantiene intacto el contenido.
Esta puesta al día trajo consigo unos faros un poco más grandes, nuevos paragolpes –aumentan levemente la longitud del coche–, nuevo capó –ideado para superar con mejor nota los test sobre atropellos a peatones–, proyectores antiniebla redefinidos, ópticas traseras más grandes y nuevos colores y diseños de llantas.
Dentro, y aunque a primera vista parece el de antes, exhibe nuevos salpicadero y revestimientos que, en conjunto, procuran y dan sensación de una prestancia superior a este vehículo.
Innovaciones mecánicas
De todos modos, los mayores cambios se registran en el apartado mecánico. De una parte, el nuevo Mini –su precio oscila entre los 16.300 y los 28.124 euros– recibe un cuadro de suspensiones que hacen más progresivas sus reacciones al pisar sobre suelo bacheado. No resta un ápice de su proverbial agilidad, pero le hace menos castigador cuando se afrontan largas travesías con carreteras de mal firme.
De otra, disfruta de nuevos motores de gasolina de 1,6 litros y 90, 120 y 175 CV, además de un turbodiesel 1.6D de 110 CV que, con permiso del más enérgico –Cooper S–, pasa por ser, junto al de 120 CV, el más recomendable.
Unos y otros se ofrecen con cambios manual o automático, y suman distintas medidas, como por ejemplo un sistema que para el motor en un atasco y lo arranca al pisar el embrague, para ahorrar consumo y reducir las emisiones a la atmósfera.
Nuevas versiones
En otro orden de cosas la gama, que contaba con una versión descapotable –entre 19.625 y 27.650 euros, con motores de gasolina de 90, 115 y 175 CV–, ahora próxima también a su renovación, incorpora una nueva carrocería. Es la llamada Clubman –2.150 más cara que el Mini corto a igualdad de motor– que aumenta 24 centímetros la longitud.
Esta gana maletero y espacio en las plazas traseras, que pueden ser para dos o tres pasajeros –dos en el corto–. A ello suma una portezuela extra en el flanco derecho que abre en sentido opuesto a la marcha. También el portón trasero cambia –es de doble hoja vertical–.
El Fiat 500, en la misma línea
Siguiendo el ejemplo de Mini, Fiat ha lanzado el 500 –3,55 metros de largo–, inspirado en el 500 o Ciquecento que hace cincuenta años motorizó la Italia de posguerra y sirvió de partida para el SEAT 600.
Su diseño es obra de Frank Stephenson, creador del Mini, aunque la marca italiana también ha considerado las ideas volcadas en su web 500 wants you por más de 3,7 millones de internautas.
Homologado para cuatro ocupantes y recién nombrado Coche del Año en Europa 2008, es tan personalizable como el Mini –550.000 alternativas–, se mueve entre los 10.500 y los 14.500 euros, y cuenta con motores de gasolina de 69 –muy recomendable, con cambios manual o automático Dualogic– y 100 CV; o turbodiesel de 75.
Algo más habitable que el Mini corto –tiene un maletero mayor y rueda de emergencia tipo galleta bajo el plano de carga–, es menos apropiado para viajar con frecuencia. Sin embargo, resulta fácil de llevar, frena bien y transmite seguridad.
Además: su calidad brilla a gran nivel, se puede adquirir por 55 euros/mes, viene con cinco años de garantía y, para quién dude de su éxito potencial –en Italia suma pedidos desde hace meses–, agregar un dato indicativo: en la preventa por Internet se vendieron las 500 unidades disponibles en nueve horas.