Plantas

El crisantemo, una flor de moda

Flor de origen asiático, plenamente extendida por todo el mundo. Diremos también que muy hermosa y agradecida, por su facilidad de trato en maceta y su durabilidad como flor cortada.

 

El crisantemo está cargado de simbología, aunque diferente según donde nos encontremos. En Oriente es una flor muy apreciada: se utiliza como flor ritual, representa la longevidad, y es frecuente en numerosas ceremonias. En Occidente, sin embargo, no se aprecia tanto ni su belleza ni su valía. El hecho de que se emplee como ofrenda floral el día de Difuntos provoca que no se suela contar con los crisantemos para otro tipo de decoraciones en las cuales observaríamos toda su grandiosidad.


Ofrece numerosas variedades y nos permite contar con un gran surtido de colores, formas y tamaños. Es una flor de otoño aunque gracias al cultivo en invernadero está disponible durante todo el año. Como planta de flor, es fácil encontrarla durante el mes de octubre en viveros y floristerías. No necesita mucha agua y  resiste muy bien tanto el calor como el frío intenso.


Su flor


Lo primero que hay que tratar es  de despojarse de todo tipo de prejuicios con respecto a la flor del crisantemo. En numerosas ocasiones hay personas que se fijan en ella por su belleza, y cuando se les dice que es un crisantemo, lo rechazan inmediatamente.


Sin embargo, es una flor que se ha puesto de moda en toda Europa, por lo que es posible que empiece  a ser frecuente verla más a menudo en todo tipo de decoraciones y arreglos.


El crisantemo por su forma y tamaño (grande y redondo), sus innumerables pétalos, y sus diversos colores, nos da un aspecto un tanto clásico que encaja perfectamente con el look New Barroco, también de moda. Se puede utilizar para hacer arreglos muy compactados, con forma de bola, colocados sobre recipientes clásicos, como copas o jarrones de cerámica.


Otra alternativa muy llamativa es la confección de pelotas con la cabeza de la flor, apoyadas en bandejas o simplemente sueltas sobre una mesa.  Para la decoración de salones clásicos en un acontecimiento especial como una boda, es perfecta, rotunda y muy impactante.


Se trata de hacer arreglos sin mucha elaboración pero con un diseño un tanto sofisticado, combinado con tules, plumas, perlas... Los complementos serán el gran aliado para conseguir la profusión que nos marca el Barroco, pero siempre con el toque de modernidad. Nos alejamos del minimalismo, tan presente en nuestras vidas en los últimos años, ahora vamos hacia lo clásico y recargado pero siempre adaptado a lo actual.


Las flores en si mismas no son determinantes a la hora de decorar. Lo importante es cómo se trabaja esa flor y con un crisantemo, tantas veces visto en cementerios, podemos conseguir trasladarnos a la época de Mª Antonieta... Por cierto, una gran amante de las flores relacionadas con el lujo.