Suele afectar a perros de mediana edad (en torno a los ocho años), siendo más frecuente en hembras no castradas. Existen algunas razas que están más predispuestas como Caniche, Schnauzer miniatura, Beagle, Teckel, Terriers o Golden Retriever.
Síntomas
Normalmente están presentes las llamadas “Cuatro P”: polidipsia (beber mucho), poliuria (orinar mucho), polifagia (comer mucho) y pérdida de peso. Además, pueden aparecer complicaciones como la pancreatitis, la lipidosis hepática y, la más grave, la cetoacidosis diabética.
Ante cualquiera de estos síntomas, se debe acudir al veterinario para que mida el nivel de glucosa y cuerpos cetónicos en sangre por medio de una analítica sanguínea y otro de orina. Se considera que un perro padece hiperglucemia (en ayunas) cuando el valor de glucosa en sangre es superior a los 180-200 mg/dl.
Tratamiento
Los objetivos del tratamiento son controlar los síntomas, evitar las complicaciones a largo plazo y evitar la hipoglucemia. Para conseguirlo se deben abordar diferentes frentes:
- Dieta y ejercicio: el ejercicio debe ser constante y moderado. La dieta será con alto contenido en fibra y bajo contenido en grasa. Además hay que ajustar el horario de las comidas y la cantidad a la toma de insulina.
- Castración: en el caso de las hembras se recomienda someterlas a una ovariohisterectomía, ya que las no castradas presentan oscilaciones en sus necesidades de insulina, siendo más difícil controlar la enfermedad.
- Administración de insulina: al tratarse de una diabetes tipo I, el perro pierde la capacidad completa de producir insulina, por lo que los hipoglucemiantes orales no son eficaces. Por eso, el tratamiento consiste en la administración de insulina porcina (idéntica a la canina)...
HOSPITAL VETERINARIO SIGLO XXI
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