Las brasas
Aportan un sabor especial, gracias al contacto directo con el humo de la madera o del carbón.
A la hora de encender la barbacoa, es importante la elección de la madera. La encina es perfecta para la carne en general, y el sarmiento de viña para las chuletillas de cordero. Son dos elementos que aportarán aromas relevantes a la carne. En el primer caso, y para obtener las brasas, deberemos de encender la barbacoa con mucho tiempo de antelación (una hora y dos, depende del tamaño de los troncos). El sarmiento es casi inmediato, y no requiere tiempos previos. El carbón es el recurso rápido, para los menos puristas.
Convendría evitar encender las maderas con pastillas impregnadas de líquidos inflamables, salvo que quieras que tu carne adopte los aromas del combustible. Asegúrate de que la parrilla está muy caliente antes de poner la carne. No se debe empezar a asar hasta que las brasas no estén blanquecinas y sin llama. Si quieres dar un toque especial a la carne, puedes añadir a las brasas tomillo, romero, salvia o hinojo, y transmitirás parte de estos aromas a las piezas.
Los ingredientes
Una barbacoa admite carne, verduras y pescados, si bien lo más habitual es la variedad de diferentes tipos de carne.
No te recomendamos mezclar pescados y carne en la misma sesión de barbacoa: se mezclarán los sabores.
Si quieres verduras como acompañamiento, mejor en una parrilla aparte.
La carne es mejor mantenerla fuera de la nevera unas 2 ó 3 horas antes de cocinarla. Separar las piezas grandes de las brasas para que se hagan a fuego lento y evitar que se quemen por fuera y queden crudas por dentro. Estas son las primeras que debes de poner en la parrilla.
Para cocinar costillas de cerdo, hay que hervirlas durante una hora previamente. Después de secarlas bien, te recomendamos untarlas en salsa barbacoa.
En el caso de las brochetas de carne, es conveniente no untarlas en aceite o mantequilla, sino en salsa de tomate, mostaza o hierbas aromáticas, que formarán una costra sabrosa y conservarán todo el sabor.
No pinchar los embutidos como los chorizos, salchichas, morcillas, etc, ya que perderán sus jugos interiores y quedarán más secos.
Si hay varios tipos de carnes, asignar una zona de la barbacoa a cada una de ellas: primero los cortes más gruesos, dejando las chuletillas y cortes finos para el final.
No cocinar ninguna carne en la zona donde se hayan hecho los chorizos o las morcillas, ya que se impregnarán de sus sabores.
La sal, esa controvertida…
Utilizar sal gorda, o sal Maldom: las brasas durarán más tiempo y provocarán menos humo.
Es mejor añadir la sal en la segunda vuelta o justo antes de retirar la carne.
Los cortes
¿Pollo?, ¿cordero?,¿vacuno?, ¿cerdo? Cualquier opción es buena. Depende de los gustos personales de cada uno.
La tira asada del costillar es un clásico, y la entraña y la picaña suelen acompañar, y son frecuentemente protagonistas en las barbacoas argentinas, que tienen fama mundial.
Los chuletones y entrecots no pueden faltar para satisfacer el deseo de los más carnívoros. Debido a su tamaño y peso, son perfectos para compartir.
Del cerdo... hasta los andares. Chorizos, salchichas y morcillas son también clásicos, pero cada vez más se incorporan plumas, presas y secretos, partes más magras y puras del animal, que evocan titulares de película.
Los amantes del cordero tienen también su hueco en la parrilla. Nada como un costillar sin grasa, considerado como uno de los mejores cortes que se realizan a este animal, gracias al cual podemos degustar su gran sabor y textura suave y jugosa.
Y ahora…. ¡¡¡A comer!!!