Pulgas, garrapatas, ácaros, piojos. Pueden terminar poblando la piel de nuestro animal. El contagio suele darse en el campo, pero no se pueden descartar las zonas urbanas, llenas de suciedad que se queda en sus patas.
Hay que ser cuidadosos con las pautas y los tiempos de desparasitación. Y en caso de duda, recurrir siempre al veterinario
También están los mosquitos y flebótomos, que con sus picaduras pueden transmitir parásitos que provocan enfermedades potencialmente graves. Las dos más habituales son la leishmaniasis y la filariosis o gusano del corazón.
Lo más habitual para prevenir el contagio es utilizar pipetas o collares antiparasitarios (aunque hay otros productos). En el caso de las pipetas, ten presente que hay que renovar su uso cada mes y que no todas resisten al agua. Los collares duran entre seis y ocho meses. Elijas lo que elijas, mejor que incluya prevención contra flebótomos y mosquitos, aunque sea un poquito más caro.
Además, los perros pueden recurrir a la vacuna de la leishmaniasis, que no impide la picadura pero es muy eficaz evitando que la enfermedad progrese. Solo se la pueden poner animales que no hayan sido infectados previamente. Ten en cuenta que Boadilla es una zona con alta incidencia de este parásito.