Los vehículos compactos son, por distintos motivos, una elección lógica para la mayoría de usuarios. Más grandes que los utilitarios tipo Seat Ibiza, sus precios, sobre todo en la letra mensual de una financiación, no suben mucho más. Y aunque pueden no ser tan caprichosos como los tan de moda todocaminos, a la hora de la verdad sus consumos, mantenimiento y funcionalidad resuelvenigual o mejor la papeleta cotidiana, sobre todo familiar.
Hablamos de súper ventas como el Renault Mégane, el Ford Focus, el Peugeot 308, que ha sido Coche del Año en Europa 2014, el Seat León (Coche del Año en España 2014) o el por muchos codiciado y más exclusivo Volkswagen Golf, entre otros. Muchos se preguntarán cuál es la mejor elección, y la respuesta no es fácil: todos son magníficos automóviles.
RENAULT MÉGANE. El Mégane es un veterano con relevo anunciado para 2016 que goza de una forma envidiable y de motores a la última, en particular los de gasolina turbo TCe. Su gama es extensa y bien equipada, y su calidad, sin ser líder, brilla a buen nivel. Fue el coche más vendido en España el año pasado, sumando todas las variantes de carrocería (Coupé, familiar Grand Tour y berlina) y su declinación monovolumen Scénic.
SEAT LEÓN. Le sigue de cerca el Seat León, tradicionalmente la berlina más vendida por sí misma y que ahora aporta, además, una versión SC de tres puertas, un familiar ST y un derivado de éste de corte campero X-Perience. Es uno de los más interesantes, porque a un precio similar al del Mégane, añade una calidad un punto por encima, una tecnología más moderna (hasta faros LED por unos 800 euros), motores turbo enérgicos y eficientes en gasolina (TSI) y gasóleo (TDI), y buena amplitud, junto a un comportamiento de lo mejorcito por facilidad de conducción y confort.
EL GOLF, UNA JOYA. En realidad el Seat León es casi un Volkswagen Golf, con el que comparte propulsores y tecnología, con una calidad no mucho peor a cambio de una imagen no tan exclusiva. El germano, ya en su séptima entrega, es buena alternativa para quien pueda pagar los entre 2.000 y 3.000 euros de sobrecoste respecto al español, porque además de las virtudes de aquel, añade un valor de reventa superior. Una joyita, vaya, pero una joyita cara.
EL 308, MEJOR QUE NUNCA. Muy al hilo del Golf, Peugeot plantea un sugerente y moderno 308 que gusta y engancha cuanto más se conduce. Tiene una calidad muy superior a la de su antecesor, y como el Golf, el Mégane o el León, una alternativa familiar (308 SW), que no de tres puertas. Su peculiar puesto de conducción aporta un pequeño volante e instrumentación sobreelevada, a la que hay que “coger el aire”. Pero es cómodo y está bien hecho, con una de las mejores ofertas diésel (se llaman HDi) en la categoría. Motores muy eficientes que incluyen, de lejos, el mejor sistema de parada y arranque mecánico para semáforos y otras detenciones. Cómodo, bien hecho…
Sus precios no son, en cambio, una ganga: se mueven en parámetros próximos a los del Golf, aunque es un coche que vale, y mucho, la pena.
Resta el Focus. Como el Golf ofrece un largo listado de equipamiento opcional, pero se puede solicitar (pagando aparte, claro) alicatado hasta el techo, hasta en materia de seguridad y confort (por ejemplo, el aparcamiento automático, que encuentra hueco y mueve el volante por nosotros). Ahora que vive la mitad de su ciclo comercial, se ha puesto al día en lo estético, incluso por dentro. La marca apuesta fuerte por sus motores de gasolina EcoBoost (también lo hace Peugeot en el 308 con sus recientes PureTech de tres cilindros), que son tricilíndricos turbo en esta gama. Buena alternativa a los diésel TDCi, que no siempre salen a cuenta por precio. Por cierto, Focus hay berlina (de estética un tanto peculiar), sedán y familiar Sportbreak, amplio y versátil.
¿Más claro quién es quién? Pues añadan al cocido otras posibilidades de campanillas para acabar con un lío completo: Citroën C4, Honda Civic, KIA cee’d, Hyundai i30 (a punto de variar ligeramente de estética), Opel Astra… Y eso sin entrar a los premium tipo Audi A3 o BMW Serie 1. En fi n, una ecuación no siempre fácil y que, a menudo, se resuelve por la proximidad del servicio técnico a nuestro domicilio, una financiación un poco más favorable, un equipamiento de serie más completo o la clásica afinidad de marca, ¿verdad?