Nuestra mente dispersa, y llena de condicionamientos y estrechos puntos de vista, es la que reacciona constantemente a lo que nos ocurre, crea ansiedad, y nos impide ver con claridad el camino a seguir para encontrarnos mejor. Entonces, ¿qué podemos hacer? Mientras no sea necesaria la atención psicológica, la clave estaría en ir cambiando nuestras actitudes. Algunas de esas actitudes que nos ayudan a estar mejor con nosotros mismos son las siguientes:
- Vivamos más en el presente. Aunque tengamos una historia personal y unos objetivos en la vida. Mantengamos una atención plena a lo que pasa dentro y fuera de nosotros, con una mente de principiante, abierta y curiosa a cada momento. Estemos en el “ser” y no solo en el “hacer”.
- Cultivemos un estado de ecuanimidad–amabilidad. Hacia lo que nos ocurre, para poder responder en lugar de reaccionar, más allá del apego y la aversión. Si el dolor es inevitable, el sufrimiento extra es opcional. Demos la bienvenida al placer, pero vivir en el deseo nos esclaviza.
- Basémonos en hechos. No en juicios automáticos y suposiciones. Primemos la experiencia sobre las creencias, pues todo lo que está alejado de esa experiencia es prestado, es solo una idea. Superemos dogmatismos y condicionamientos, a través de un mayor autoconocimiento.
- Desarrollemos emociones positivas. No nos dejemos llevar por emociones negativas, tomemos consciencia de ellas y gestionémoslas sin tener que reprimirlas. Aprendamos a expresar cómo nos sentimos y qué necesitamos.
- Sustituyamos el lenguaje de la “culpa” por el de la “responsabilidad”.
- Reconozcamos nuestras aptitudes, superemos la autoimportancia. No nos arroguemos cualidades de las que carecemos.
- Agradezcamos y valoremos lo que tenemos. Nunca sabemos cuándo podremos perderlo.
- Compartamos nuestra alegría. Es la mejor forma de celebrar la vida.
- Comprometámonos con algo.Con aquello que es más importante para nosotros, y no vivamos sin darle un sentido pleno y creativo a nuestra vida.
- Tengamos confianza. En nuestras capacidades y en la vida misma. Pongamos los medios para que las cosas puedan suceder. Practiquemos la excelencia, en lugar de la exigencia, dando lo mejor de uno mismo de instante en instante, y sin preocuparnos tanto por los resultados.
- Ocupémonos de las cosas. En lugar de preocuparnos por ellas.
- Aceptemos aquello que ahora no podemos cambiar. Sin instalarnos en la queja y en actitudes de resistencia que en nada nos ayudan. Adaptémonos mientras sea necesario, esperemos el mejor momento, aprendiendo a soltar.
- Tomemos las dificultades como un reto.No como un problema. Aprendamos del maestro que es la vida, sin demandar excesiva seguridad, viendo las oportunidades que se nos brindan y no solo las amenazas.
- Seamos más flexibles. Sin querer que todo salga como y cuando queremos.
- Cuidemos de nuestra salud. Y las distintas fuentes de energía (respiración, sueño, descanso, alimentación, ejercicio físico moderado e impresiones mentales positivas).
- Atendamos a nuestros seres queridos, cultivemos relaciones afectivas y de amistad que sean edificantes. Evitemos relaciones destructivas basadas en exigencias, celos, manipulaciones, codicia y falsas expectativas.
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