Patricio Fernández nació en Boadilla del Monte en una casa frente al palacio hace 70 años. Así que cien por cien boadillano. Sin oportunidad para apenas estudiar, entró a trabajar pronto con su padre en la huertas para luego dedicarse a las artes gráficas durante treinta años. Tienes tres hijos. Desde que era un niño, su gran pasión fue la lectura y conocer la historia de su pueblo. Algo que le ha convertido en un “ratón de biblioteca” de acá para allá, consultando los archivos históricos para encontrar los documentos que desvelen las claves de la historia de Boadilla.
Somos boadillanos
Pero... ¿boadillano o boadillense? Él, firme defensor del segundo, nos lo aclara: “En enciclopedias antiguas que he consultado, del año 1930 y otra de 1955, se denomina boadillanos a los habitantes de los cinco pueblos que existen en España con el nombre de Boadilla. Como boadillanos nos conocían también en los pueblos de los alrededores cuando nuestros mayores iban de uno a otro o yo era pequeño”.
En su empeño por conocer la verdad, ni en la Real Academia de la Historia ni en la Real Academia Española, a las que ha recurrido, le han dicho lo contrario. Incluso le han animado a reivindicar el uso de boadillano como el gentilicio correcto de Boadilla en vez de boadillense. Para que oficialmente sea reconocido como tal frente al actual boadillense, es necesario que “los oriundos del pueblo se lo reivindiquen a través de un escrito a las instituciones: el Ayuntamiento, la comunidad autónoma...”, y en esa batalla está. Así que ya saben.
La historia más completa del Infante Don Luis
No es la única. Autor de los libros Boadilla del Monte. Un pueblo con historia (2011) –tardó 15 años en escribirlo– y Boadilla del Monte. Historias, almas y leyendas (2013), prepara la segunda parte de este último y un libro que promete ser “la historia más completa sobre el Infante Don Luis, un personaje importante en la historia de España, pues fue hijo de rey y hermano de rey”.
El libro del infante, que espera editar en un año, le tiene absorbido. Su rutina diaria pasa los lunes, miércoles y viernes por visitas a los archivos nacionales. Ahora toca el Instituto Cartográfico “para ver las rutas que seguía el infante hacia San Ildefonso, para ver a su madre desterrada”. El resto de los días ordena el material, lo clasifica... Sobre todo en sus escapadas a Calpe (Alicante). Confiesa que en su casa “no hay cuadros porque las paredes están llenas de estanterías con libros y archivadores –más de cincuenta– con todo el material que he ido recopilando, novelas, biografías...” Como novedad, ahora escribe en el ordenador (sus primeros libros los hizo a mano).
Aficionado al coleccionismo
Respecto al infante, nos adelanta que nos encontraremos con una persona “llena de perplejidades. A pesar de su vinculación con la cultura, era una persona poco formada, con una forma de hablar infantil y a la que los ayudantes regañaban mucho. Tenía dinero –de su madre, la reina– y le dio por coleccionar cosas: cuadros, animales disecados...” Sobre el tema, este y otros relativos a la historia de Boadilla, como el palacio, el gallinero, sus habitantes... Podría estar hablando horas, días... Todo lo tiene en su cabeza: fechas, hechos, personajes.
Ha recibido el premio con mucha emoción, “sobre todo cuando vi tanta gente en la plaza. Soy consciente de que la mayoría iba a ver a Christian Gálvez [el pregonero de las fiestas], pero aún así me emocionó ver a tanta gente”, nos cuenta.
Quiere agradecer a la Asociación Boadillla Activa (ABA) que le haya concedido el premio, pero también a la actual corporación “todo lo que está haciendo por el municipio, por el palacio... Después de años y años viendo cómo el edificio se iba degradando poco a poco hasta la llegada de la actual corporación y, sobre todo, a Antonio [el alcalde] por todo lo que está haciendo por Boadilla”. Aprovecha también para pedir que se tome conciencia y recupere el gallinero, un espacio que ocuparon gallinas y otro tipo de aves, pues los faisanes poblaban las huertas del palacio”.