Es muy común que, cuando decidimos poner un animal en nuestra vida, comencemos a pensar en razas y nombres antes que en ninguna otra cosa. Además de buscar el animal adecuado, debemos pensar en nuestra disponibilidad de tiempo y nuestra capacidad para proporcionarle un entorno seguro, adecuado y que cubra sus necesidades.
Antes de introducir un animal en casa, consultemos con los profesionales veterinarios a ver si el animal que tengo en mente se adecua a nosotros y nosotros a él. Muchas veces elegimos una mascota por su estética sin tener en cuenta cosas tan importantes como su carácter, sus necesidades de cuidados de pelo, su comportamiento más o menos dependiente, etc.
Pero si hay algo que muchas veces no consideramos es la adopción. Está muy bien que queramos comprar un cachorro de una determinada raza, pero debemos saber que adoptar es una opción fantástica.
Adoptar supone dar una oportunidad a un perro, gato, conejo, hurón, cobaya u otro animal, que no ha tenido suerte en la vida. Un animal que, tras sufrir abandono, mal trato o, en el mejor de los casos, indiferencia por parte de sus dueños, busca una segunda oportunidad para ser feliz como animal y como integrante de una familia.
Es tal la cantidad de animales abandonados, que en las organizaciones protectoras no solo buscan casa a animales mestizos, sino que hay perros de raza. De hecho existen asociaciones que se dedican, casi en exclusiva, a una determinada raza (galgos, labradores…)
Son muchas las organizaciones que intentan poner freno al grave problema del abandono de animales. Animales que muchas veces pagan con su abandono una compra compulsiva, no meditada y que, para la familia adecuada, se convierten en el mejor animal del mundo. Otros se abandonan a resultas de ser el producto de una cría descontrolada o irracional (a veces escuchamos cosas como “vamos a tener una camada porque en el parque me han dicho que es bueno”, “porque quiero que los niños vean este proceso que es muy bonito”, “porque yo no sabía que podían nacer tantos cachorros”, “porque se me ha escapado o no he controlado a mi perra en celo y ahora tengo una camada…”, etcétera).
Si hemos decidido poner un animal en nuestra vida, antes de lanzarnos a comprar pensemos en informarnos con el veterinario y tengamos datos serios en la mano (más allá de lo que nos puedan haber dicho en el parque o encontremos en web con información sin contrastar) antes de decidir cosas tan importantes como criar. Pero, sobre todo, pensemos en adoptar.