Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, Nico Abad (Madrid, 1970) vive ese curioso equilibrio que convierte al presentador en estrella y a la estrella en un conocido presentador, sin que muchos tengan claro qué surgió primero.
De aspecto atlético y juvenil, pese a las innumerables canas que peina, hace gala de una despierta mirada con brillo de niño.
Habrá quien recuerde su barba de chivo a su paso por los deportes en los informativos de Cuatro (barba que, por cierto, no gasta en la actualidad), y todavía más los que reconozcan su cara por las desenfadadas retransmisiones de las carreras del Mundial de Motociclismo que emite Tele5.
“Empecé a trabajar muy pronto. Estudié ruso e hice de guía-correo para una agencia. Sin verlo venir, me llamaron de Canal+, donde empecé como traductor en 1989. Alfredo Relaño se fijó en mi y me propuso pasarme al fútbol cuando la cadena se hizo con los derechos de retransmisión. Estaba en el momento adecuado en el sitio oportuno”, explica.
Su periplo profesional ha sido de lo más diverso, esencialmente ligado a la televisión. Incluso ha trabajado para Disney Channel y en el programa La Hora Wiki. “Mi carrera profesional ha sido una sucesión de proyectos. Cuando surgió Cuatro, me fui con ellos. Allí presenté los deportes en fin de semana. Un día me llamaron de arriba y me contaron que el equipo había cambiado y que contaban conmigo para narrar las motos. No tenía ni idea del mundillo, pero nunca he cogido un trabajo para el que me haya preparado expresamente: siempre he sabido seguir hacia delante”.
“Me conozco –razona– y conozco bien mis herramientas. En las motos vamos a los circuitos. Tele 5 lo hace bien: mandar a su gente a los sitios. Estar allí te permite contarlo de forma ilimitada: narras in situ, un lujo para como está todo”.
¿Cómo va la audiencia? Este año, las carreras de Austin y Jerez han sido las más vistas por televisión en toda la historia de MotoGP. Y hemos comprobado que tanto Moto2 como Moto3 se ven más que nunca en diferido, por encima del directo; una gran noticia para el mundial y para la cadena. Y sobre la competición en si, la cosa van bien, muy disputada en MotoGP, con un Valentino Rossi que, teniendo moto, se ve muy capacitado para contrarrestar al resto sin gran esfuerzo.
¿Cómo son las carreras por dentro? La cosa va de clanes, y hay infinidad de ellos. Por lo demás, los periodistas tenemos buena relación con los pilotos, muy mano a mano. Ellos tienen sus afinidades, pero a pesar de sus lances se respetan porque en lo suyo saben que se juegan la vida.
Es criticado en las redes sociales por su trabajo en televisión… Al público más especializado no le gusta mi manera de narrar, pero al espectador que no es propiamente de motos le mola como lo hago. Creo que, por conocimientos, no valdría para trabajar en un medio especializado. A cambio, lo haría perfectamente en uno generalista. En todo caso, en Internet me abrasan… A mi me gusta el mundial de MotoGP, mucho. Pero salvo en momentos concretos, sobre todo al final de una carrera disputada donde un dato técnico puede aclarar algo al espectador, por ejemplo si un neumático es duro o blando (y las consecuencias que esto pueda traer), no hablo de motos, entre otras cosas porque no sé. Yo cuento lo que pasa allí, en el Mundial. Intento narrar lo que se vive en el circuito. No me importa la parte técnica.
¿Hay afición en España? Hay mucha afición a MotoGP, pero esa afición no existe para otras especialidades, como Superbike. En general, responde al número de motos en circulación, más bien escaso. Ahora tenemos cuatro españoles en liza en la categoría reina, gente ganadora. Y el público de este país es de buenas noticias: cuando los nuestros ganan, en el fútbol, el baloncesto, Nadal en el tenis…, disfrutamos aunque casi nadie se sorprenda. Pero el sentimiento es muy positivo. A mi me pasa. Si por el contrario Nadal pierde, caray, parece que vas con mal cuerpo.
¿Le reconocen? ¿Le para la gente? Cuando la audiencia en una carrera pasa del 30 por ciento, sí. Es algo que ya me sucedió cuando retransmitimos con tanto éxito la Eurocopa que ganó España: se me acercaban para pedirme gritar el famoso podemos.
¿Y la familia? ¿Cómo llevan sus hijos tener a papá tanto tiempo fuera de casa? Siempre he trabajado en fin de semana y están acostumbrados a que sus padres no paren porque trabajan. Se lleva sin problemas, con naturalidad.
Nico Abad, que entre otros atesora el Premio Ondas por El Día Después y la Antena de Oro por la mejor retransmisión deportiva en 2014, no vive en Boadilla del Monte, pero lleva a sus mellizos (Lucas y Marina) al Colegio Virgen de Europa, del que asegura “me dio un feeling muy bueno desde el principio”.
Además del monte y del colegio de sus hijos, ¿qué conoce de aquí? El comercio de la avenida Siglo XXI y el skate park, que está fenomenal, no escondido como en otros sitios. No descarto vivir en Boadilla; está francamente bien.
Más allá de trabajo y familia, ¿a qué dedica el tiempo libre? Practico deporte, sobre todo tenis, para el que basta ponerse de acuerdo con un amigo. También fútbol, cuando puedo esquío… Y monto en bici por el monte. Es una zona muy bonita para la bici, aunque salgo para disfrutar, no a batir marcas. Me gustan las sensaciones que transmite el deporte.
Por otra parte, escribo dos blogs: La Katana de Nadal, enfocado a la parte deportiva (me sirve como fondo documental para mi trabajo y me da mucha seguridad en los directos); y Zapatillas para todos, muy personal. Ahora me he embarcado en un cuento para niños, La Ballena Azul, con magníficas ilustraciones de Rebeca Khamlichi. Vienen a ser las historias que contaba a mis hijos de noche, cuando de pequeños me las pedían una y otra vez –sonríe–. En su confección han participado con sus dibujos; lo he presentado en la reciente Feria del Libro de Madrid.
Por cierto, ¿monta en moto? No, qué va, me dan miedo.