Reportaje

Marta Valverde: “El actor musical ha de ser muy vocacional”

Vecina de Boadilla del Monte desde hace 13 años, donde vive junto a su hijo Blas, la actriz y cantante Marta Valverde es uno de esos conocidisimos rostros de la televisión y sobre todo, de los musicales.

 

Que “de casta le viene al galgo” es algo fácil de comprobar charlando de forma distendida con Marta Valverde (Valladolid, 1963), una pucelana criada en Barcelona que lleva casi tres lustros viviendo junto a su hijo Blas en Boadilla del Monte. “Aquí estoy encantada. Escogí este sitio cuando me quedé embarazada pensando en el bienestar de mi hijo por los colegios, lo saludable del entorno y los amigos de profesión que viven aquí”, comenta a Sólo Boadilla mientras posa de mil maneras, y con la naturalidad de una modelo de pasarela, durante la sesión fotográfica que ilustra estas páginas.

 

Vocacional de Blas, del que en alguna ocasión ha declarado “es el hombre de la casa”, y que por cierto ya ha introducido en el mundo de las tablas –el chaval ha participado en Los Miserables y La bella y la bestia, además de colaborar como actor de doblaje en varios proyectos–, Marta es hija de Lorenzo Valverde y de Ángeles Martín, fallecida hace unos meses por un desgraciado accidente doméstico. También es hermana de la, quizá para algunos, más conocida Loreto Valverde por su mayor presencia televisiva, con la que guarda un innegable parecido físico y también una estrecha vinculación.

 

 

Desde pequeña

 

Marta es una consagrada actriz teatral desde sus orígenes dedicada, entre otros, al género musical, al que ha dedicado y sigue dedicando buena parte de su faceta profesional. Hace unos años participó el reality show de Tele 5 Supervivientes: Perdidos en el Caribe. “Ese tipo de programas casa bien con mi espíritu aventurero y, además, la televisión me ha permitido trabajar sobre temas vinculados con mi trabajo”, explica. También la hemos podido ver imitando a la cantante Mónica Naranjo en Tu cara me suena, emitido por Antena 3, programa del que fue jurado en la sexta gala.

 

Comenzó en esto del espectáculo con sólo 14 años de la mano de su padre, director y productor, en el musical El diluvio que viene, que permaneció durante años en el madrileño teatro Monumental. “Su máxima era que un actor debe formarse constantemente”, y a fe que la ha seguido. Con 8 años ya cursaba ortofonía y dicción, luego arte dramático, jazz y claqué, solfeo, canto, guitarra y hasta de acordeón. Además, habla inglés, italiano y catalán. Siempre activa –“desde los 18 años vivo de mi trabajo”–, solo en zarzuela, a la que ha dedicado tres años de su vida, ha protagonizado El chaleco blanco, El asombro de Damasco, La Corte de Faraón y la antología Viva Madrid, mientras que en cine (hasta 26 películas) se ha puesto a las órdenes de grandes como Luis García Berlanga o Javier Elorrieta.

 

 

Premio Nacional de Teatro

 

Pero el teatro y los musicales siguen siendo su fuerte. De hecho, en 2009 recibió el Premio Nacional de Teatro como Mejor Actriz de Musicales por su interpretación de Tanya en el famoso Mamma Mía. Un papel que recuerda con placer, como el de Froilan Kost, en Cabaret. El Diario de Ana Frank, donde interpretó a la Señora Van Daam, Chicago (Mama Morton), Quisiera ser (Condesa), Por la calle de Alcalá (Antología de la Revista), Barnum (Chairy Barnum- Jenny Lind) o My Fair Lady la han llevado de gira, y en distintas épocas, por toda la geografía española.

 

¿Qué preparas ahora? Estoy ensayando una versión catalana de No te vistas para cenar, una adaptación dirigida por Roger Peña, junto a un elenco de actores catalanes, de la obra que triunfa en Broadway. A mediados de septiembre empezaremos con la representación de esta obra en el Teatro Condal de Barcelona. Tenemos previsto estar allí hasta finales de noviembre.

 

Tus especialidades parecen claras... Sin duda, el teatro, aunque en el musical actúo, canto, toco la guitarra y el acordeón. En cierto modo, la gira con Mamma Mía me devolvió a mis orígenes.

 

¿Y cómo te preparas? La vida de un actor de musical es como la de un atleta: tiene que ser sanísima, durmiendo nueve horas ¡por la noche!, cuidando la alimentación, evitando frío o calor extremos y hablar por teléfono a primera hora de la mañana... Yo ensayo mucho en el jardín de casa, al principio haciendo gorgoritos y cosas así. La formación es continua, como la exigencia. Imagina, con una media de 8 funciones semanales. El actor de musical tiene que ser muy vocacional.

 

¿Qué mejorarías de Boadilla? Los accesos a las urbanizaciones, la iluminación de las calles de Parque Boadilla... De los badenes, que son ilegales, mejor ni hablar...

 

¿Y su cultura? Creo que se están haciendo cosas interesantes. De todos modos, estoy a disposición de sus responsables para lo que haga falta. Hay críos con mucho talento por aquí, y yo puedo explicar cómo hacer castings y cosas así. Tengo muchas ideas para desarrollar, algunas junto a mi buen amigo Víctor Ullate.

 

¿Qué hacemos con Valladolid? Sigue  siendo mi ciudad, me encanta ir por allí. Es un sitio muy agradable de visitar. Al vallisoletano le gusta ser anfitrión.

 

¿Una comida? Los ibéricos. Siempre los echo de menos cuando salgo de viaje al extranjero.

 

¿Y un vino? (Risas) Cepa 21, Ribera del Duero.

 

¿Un restaurante? Me encanta el Asador Donostiarra de Madrid, pero me quedo con El Acebo [lugar en donde terminamos la sesión de fotos e hicimos la entrevista], en Boadilla. Aquí me siento como en casa.

 

¿Y en tus ratos libres? Practico deporte... Me encanta pasear con mi hijo y nuestro perro por el monte, cerca del polideportivo Municipal.

 

Un sitio para perderse Uff... Quizá las playas de República Dominicana, donde hicimos Supervivientes: Perdidos en el Caribe. Algún día me gustaría enseñárselas a mi hijo.