¿Cómo fue el salto a la tele nacional?
Empecé a hacer cosas puntuales con Canal Cocina y era speaker en los combates de boxeo para Canal Plus. Mientras seguía en la televisión autonómica con el late night Qué viene el lobo, donde conocí a Chicho Ibáñez Serrador.
Tres años después, en septiembre de 2003, me trasladé a Madrid para empezar con el Un, dos, tres. Me pasé cuatro meses, hasta que se estrenó el programa en enero de 2004, de una reunión a otra con Chicho. Escucharle fue un regalo.
¿Qué significó para ti presentar Un, dos, tres? ¡Un sueño cumplido! De pequeño, igual que muchos otros niños de mi generación, soñaba con formar parte del Un, dos, tres. Era un mundo mágico donde descubríamos artistas, musicales, cantantes, humoristas...
Intente disfrutar al máximo y quedarme con lo bueno. Además, ahí conocí a mi mujer, que era una de las azafatas. ¿Qué más se puede pedir?
¿Y qué proyectos tienes ahora entre manos? Lo más inmediato es presentar los Premios Iris de la Academia de Televisión el 16 de enero. Y unas semanas después, en Fitur, la nueva edición del Festival de Cine de L’Alfàs del Pi, que llevo dirigiendo desde hace seis años.
Además, estoy haciendo un monólogo que se llama Todo cambia; moviendo en festivales nacionales e internacionales mi segundo cortometraje como director (El peor oficio del mundo), que me está dando muchas alegrías. ¡Ya llevamos cinco premios! Dos de ellos a mejor actor, porque además de dirigir, actúo; y estoy en la fase de producción del tercer corto.