En MLO trabajan 220 personas y dispone de 27 trenes. En hora punta, están en funcionamiento 21. Al terminar el servicio, todos pasan por una revisión de mantenimiento diaria. Se les miran los altos y los bajos, como si fuera un coche, ¡pero a lo grande!
En la nave-taller disponen de fosos para la zona inferior y plataformas para la parte superior. Solo en ocasiones puntuales hay que elevar los trenes, mediantes grandes gatos, para desmontar alguna pieza y poder sacarla.
Una de las cosas más importantes es revisar el estado de las ruedas. Aunque son de acero, se van deformando con el uso. Por eso, cada 20.000 km pasan por una sesión en el torno que les devuelve la forma original.
Además, hay dos elementos esenciales para que las ruedas funcionen bien: arena y aceite. ¿Te sorprende? Tiene su razón de ser.
El aceite se va depositando a través de un engrasador automático en el encuentro rueda-carril para evitar ruidos. De hecho, los que llevan tiempo viajando en Metro Ligero recordarán el fuerte chirrido que hacía el tren al pasar por las casas de la Guardia Civil, entre Ferial de Boadilla y Boadilla centro. Ese sonido se pudo eliminar gracias a este sistema de engrasado.
¿Y la arena? Pues es necesaria para aumentar la fricción entre rueda y vía (ambas metálicas), facilitando la frenada.
Ambos elementos, aceite y arena, se reciclan al terminar el proceso.