Los dos coinciden en que es necesaria mucha técnica y práctica para sacar un buen cuadro adelante. Aunque hay pintores que lo son por instinto.
“El primer esbozo siempre lo hacemos del natural, luego a veces hay que terminar en casa, no siempre se tiene un día entero para pintar. Además de otras circunstancias como el tipo de pintura que se utilice. Si se usa óleo, por ejemplo, hay que esperar a que seque una capa para seguir con la siguiente” explica Manuel.
“Y también depende de cómo se tenga el día. Hay cuadros que salen a la primera y otros acaban en la basura después de seis intentos”, aclara Katinka.
Entre ellos se ayudan mucho. “Viene muy bien la mirada del otro para avanzar con una pintura”, dice Manuel. “Nos entendemos enseguida, con una frase nos basta”, puntualiza Katinka.
Viajan a menudo con un pequeño equipo plegable para poder pintar en cualquier parte. En el monte de Boadilla y los alrededores del palacio lo han hecho muchas veces. “Es un entorno precioso”, afirman.
No se consideran pintores profesionales, porque no viven de ello, pero les apasiona coger un pincel. Y eso se nota en lo que hacen. La exposición está siendo un éxito y tienen gran parte de los cuadros vendidos o reservados. Esperemos que vuelvan a exponer pronto aquí.