Mascotas

Educación siempre positiva, nunca negativa

Cuando llega un perro a nuestras vidas tenemos que estar preparados para dedicarle tiempo, conocerle y educarle. Existen multitud de técnicas de educación pero la mejor manera de discernir cuál es la adecuada para nuestro peludo es aquella que sea respetuosa con él.

 

Los perros son animales sociales, extremadamente inteligentes y con una capacidad de adaptación que ya quisiéramos muchos para sobrevivir al día a día. Por eso, a la hora de educarlos, no podemos quedarnos en un sistema que pretenda convertirlos en meros robots, que obedezcan órdenes sin más y mucho menos hacerlo aplicando cualquier tipo de violencia (golpes, collares eléctricos o de ahogo, etc).

Se puede educar desde el respeto. Es lo que se llama educación positiva, un método que se puede aplicar de muchos modos, pero altamente eficaz y que además refuerza enormemente el vínculo con nuestra mascota.

El objetivo prioritario es educar sin provocar estrés en el perro. Un perro tranquilo aprende mucho más rápido que aquel al que se le aplican demasiadas correcciones, con mucha exigencia o excitación.

La educación en positivo no se basa sólo en darle un trozo de salchicha al perro cuando lo haga bien, sino en una caricia, una palabra en un tono amable, un gesto de cariño, un rato de juegos o de mimos… todo aquello que refuerce el vínculo y la confianza del perro en nosotros.

Por eso, una recomendación básica de cualquier educador canino en positivo será que, cuando un perro llega a casa, se adquieran unos conocimientos básicos en comunicación canina y se aprendan cuáles son las necesidades básicas de nuestro can para intentar tenerlas siempre cubiertas.

Ponte en su lugar
La primera actitud que hemos de poner en práctica para tener un perro educado y feliz es “ponernos en sus patas”, es decir, cómo ve el las cosas que le rodean. ¿Te has parado a pensar lo que puede suponer para un animal con el oído y el olfato tan desarrollados vivir en un mundo humano donde todo va tan rápido y normalmente a mucho volumen?

Este es el primer paso para que el camino que vas a emprender con tu perro llegue a buen puerto: entender que percibe el mundo de una manera diferente a la tuya, practicar la empatía.

Acabemos con el mito de la dominancia
Un perro no va a intentar dominarte. Este esquema procede del pensamiento de que el perro va a buscar siempre el modo de ser el líder y no puede haber nada más falso. Es cierto que si viviera en una manada real, existiría entre ellos un reparto de roles en el grupo, pero porque las condiciones de vida serían otras (como les pasa a los lobos), condiciones en las que el alimento y el refugio no están garantizados. Sin embargo, en una familia son cosas por las que no ha de preocuparse. Y sabe perfectamente quién se lo da. Por eso, cuando nuestro perro parece que se empeña en algo concreto, no es un acto de rebeldía, es que se trata de un ser vivo que se relaciona con el medio en el que vive y, probablemente, esté reaccionando a algo que nosotros como humanos, ni hayamos percibido.

¿Se puede educar a un perro adulto?
La respuesta es un rotundo sí. Como comentábamos antes, los perros son seres inteligentes con una capacidad extraordinaria de adaptarse, de reinventarse, y eso hace posible que se pueda reo­rientar su conducta aunque no sea un cachorro.

En el caso de los perros adoptados adultos habrá que averiguar antes cuál ha sido su trayectoria, en algunos casos puede que sean miedosos o desconfiados y se necesite la ayuda de un profesional, pero con cariño y paciencia su transformación nos dejará boquiabiertos.