Con este libro de recuerdos, un trabajo que le ha llevado más de tres años, el autor quiere ser un espectador de lo que se ha vivido desde el tardofranquismo hasta nuestros días. En definitiva, ser un testigo del Madrid a partir de los años 50, una época difícil de olvidar y de revivir.
“Sigo amando aquellos lugares que me vieron nacer y crecer, que quedaron atrapados en mi retina. Cuando Caronte venga a recogerme para guiarme a la otra orilla del río –dice con una sonrisa socarrona–, tengo encomendado a mis allegados que parte de mis cenizas se dispersen por el barrio de Lavapiés”, confiesa.
David Ortego ingresó en 1976, mediante oposición, en el cuerpo de la Policía Municipal de Madridy en 1997 asumió la jefatura de la Policía Local de Boadilla. Está casado, tiene dos hijas y dos nietos.
Está a punto de jubilarse y quiere continuar con la pauta que ha sido una constante en su vida: no perder la inocencia e ilusión de un niño. Le siguen gustando los tebeos, los cromos y los juguetes. O montarse en el tiovivo con sus nietos, a los que utiliza de excusa para hacerlo.
Ortego tiene una gran memoria. Todos sus coetáneos recordamos los cromos, las ilusiones de muchas generaciones de madrileños que encontrábamos lo mejor en una escasez que avivaba la imaginación y nos hacía jugar con alegría: el rescate, el escondite, churro-mediamanga-mangaentera, las tabas, las chapas, la pídola, el pañuelo y, sobre todo, los futbiolos, como eran conocidos los establecimientos en donde se jugaba al billar y al futbolín. Unos recuerdos entrañables y felices.
Más información:
Sensaciones: Vida y Milagros de un niño de Lavapiés (1954-2018). Febrero 2018.
El libro está editado por el autor y ya está a la venta en las librerías Sin Tarima, en la calle Magdalena, 32; y La Ronda, en la ronda de Atocha, 26; ambas ubicadas en Madrid.