Cuenta Claudio Camarena (Madrid, 1960) a Sólo Boadilla que “mi primer trabajo de verdad fue en el Club Las Encinas, como socorrista, que también lo fui de la piscina municipal. Llegué aquí cuando no tenía puestas ni las vallas, y en ese sitio pasé mi juventud, mi adolescencia... Creo que soy el socio más antiguo de todos, algo que digo con orgullo porque creo que es cierto”.
Casado y padre de tres hijos “boadillenses plenos”, describe lo mucho que ha cambiado el municipio. “Boadilla eran dos calles, el palacio y dos calles, mucho campo alrededor y poco más. Ahora se ha convertido en una ciudad maravillosa, muy cómoda y con unas posibilidades magníficas. Estamos encantados de vivir aquí. El único problema es el transporte y la comunicación con Madrid, complicado en el día a día”.
En la Federación Madrileña, Claudio, que medita y piensa lo que dice a partir del recorrido que le da la veteranía, es responsable del Centro de Tecnificación de waterpolo femenino. Pero su trabajo como segundo entrenador de la selección absoluta de la especialidad desde 2011, junto al seleccionador Miki Oca, tiene más resonancia, a tenor de los éxitos cosechados por las nuestras. Desde 2007 fue máximo responsable de las categorías inferiores de waterpolo femenino Junior y Juvenil.
Una progresión deslumbrante
“El waterpolo –prosigue– ha pasado por varias etapas en nuestro país. En masculino atravesó una etapa brillantísima antes y después de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Por entonces, el femenino estaba en la sombra, muy por detrás. Soy de los pioneros en impulsar precisamente la categoría femenina desde el principio, ya desde mi etapa en el Club Ondarreta de Alcorcón: allí hicimos el único equipo campeón de liga no catalán. Rompimos su hegemonía, siendo dos veces campeones de copa. Y fue así porque apostamos duro.
Ahora que el waterpolo masculino atraviesa una etapa más opaca, el femenino ha tomado el relevo del éxito, enlazando algo que nadie había logrado a escala nacional, en tres años consecutivos: campeones olímpicos, campeones del mundo y campeones de Europa. A esto hay que añadir un montón de medallas en categorías inferiores en los últimos ocho años. El salto ha sido espectacular: de ser la hermanita pobre a nivel mundial y no salir de la séptima plaza europea, a estar siempre en los pódium europeo y mundial. Hemos trabajado muchísimo desde las federaciones, sobre todo desde la catalana pero también en la madrileña. Buen trabajo y buena metodología; en fin, muchas horas, ganas, apoyo de los clubs…”
Claudio, una jugadora de primer nivel, ¿se gana la vida con esto? No, hasta el punto de chicas que no perciben un euro de su club e incluso pagan la cuota por ser socias. Es cierto, eso sí, que tras los éxitos hemos conseguido la beca ADO, que tiene varios niveles según la trayectoria y la experiencia de la jugadora. Esto les permite poderse dedicar profesionalmente a entrenar. Muy pocas perciben ayudas de sus clubs que, como puedes imaginar, comparadas con otros deportes, son ridículas. Apenas si hay cantidades dignas, que en ningún caso garantizan su futuro. Es lo malo de no ser un deporte profesional.
¿Qué es lo que más les exige este deporte? Sobre todo, una enorme disciplina, porque todas estudian compatibilizándolo con su vida deportiva. Sólo en año olímpico podemos estar concentrados 150 días. Pero el resto del tiempo, están en sus clubes, entrenando mañana y tarde. Y, entre medias, estudian. Y después tienen sus amigos, sus parejas… Es un régimen de disciplina absoluto. También precisa mucho coraje, muchas ganas, mucha ilusión y mucho amor por este deporte.
¿Existe en Boadilla querencia por el waterpolo?
Sí, porque es algo planificado desde Federación Madrileña, que hace unos años trazó un plan de promoción. Aquí se hizo un proyecto junto al Ayuntamiento para impulsar natación y waterpolo, porque pensamos que se trataba de un núcleo con todas las características: ciudad joven, muchos chavales y la mayoría de colegios concertados con piscina cubierta, unas ocho. Montamos unos juegos deportivos escolares de natación que no existían e introdujimos el waterpolo. En un periodo de cinco o seis años, el cambio ha sido radical. En su momento recogimos el testigo del Club Las Encinas, que tuvo una sección de waterpolo hasta hace nueve temporadas de la que han salido jugadores de primer nivel, como Miki Oca. Con el impulso de Federación Madrileña, Las Encinas ha retomado su proyecto sumándose al del Club Deportivo Natación Boadilla. Ahora tenemos una ciudad que hace waterpolo.
¿Hay apoyo municipal? Hay apoyo municipal… pero nuestro proyecto tenía un objetivo final una vez creada la necesidad y extendido el deporte por los colegios: la piscina cubierta. Está proyectada para el nuevo Complejo Deportivo Condesa de Chinchón, a priori como instalación reglamentaria de alto nivel, de 50 por 25 metros. En todo caso, la idea nunca fue esperar a la infraestructura, sino hacerlo al revés, generando primero la base. Así que cuando tengamos la piscina calculo que Boadilla puede convertirse en una de las grandes, si no la gran, cantera del waterpolo nacional. Aquí ya tenemos la base, los técnicos y suficiente expansión de este deporte, como en su momento pasó en Alcorcón, cuando se inauguró Santo Domingo.
Ahora sí, nos falta la piscina reglamentaria para entrenar y celebrar nuestros partidos: para que te hagas a la idea, los clubes boadillenses tienen que jugar sus partidos locales en Madrid. El día que contemos con esa infraestructura comenzaremos a recoger los frutos de tan larga siembra. Entonces podremos decir que el apoyo municipal es pleno.
Amistoso España vs. EE UU
El pasado 19 de julio se revivió en la piscina del Club Las Encinas de Boadilla una final olímpica: la selección femenina española de waterpolo contra la de Estados Unidos. Un partido emocionante que terminó con un 8-11 a favor de las estadounidenses. Se trataba de un encuentro amistoso preparatorio del Mundial de Natación de Kazán en el que España aspiraba este verano a revalidar su título de campeona del mundo. Al final no pudo ser: las españolas terminaron séptimas tras ser derrotadas de en cuartos por EE UU.