Empezó a jugar al tenis a una edad muy temprana. Tanto que con ocho años ya recibía un premio a la deportividad de la Comunidad de Madrid. “Era la más pequeña de la liga de Madrid”, recuerda.
“Somos cuatro hermanos, tres chicas y un chico. Mi padre es un hombre muy activo al que le encanta el deporte, pero fue mi hermano quien me enseñó a jugar al tenis. En esa época era profesor de tenis en el polideportivo municipal (el actual Centro Deportivo Ángel Nieto)”.
Con ocho años recibió un premio a la deportividad de la Comunidad de Madrid
La pequeña Chus empezó a entrenar en la pista que tenían al lado de su casa y, al poco tiempo, se vio su gran potencial.
Con nueve años, su padre la llevó un verano a entrenar en la escuela de Andrés Gimeno y al año siguiente en la de Sergi Bruguera. A los once, empezó a competir y con doce años fue campeona de Madrid.
Lo cuenta con gran sencillez y naturalidad, pero es admirable el esfuerzo y la tenacidad de una niña tan pequeña. Además, no fue a ningún centro de alto rendimiento.
Estudiaba en el CEU de Montepríncipe como una más. “El CEU acababa a las cuatro de la tarde. Mi padre me recogía y me llevaba a entrenar a la Federación de Tenis de Madrid. Tardábamos una hora en llegar. Entrenaba tres horas cada día: de seis a nueve. Volvía a casa, me duchaba, cenaba y a las once me ponía a hacer los deberes. Y sacaba notables y sobresalientes”, cuenta.
Según Chus, el deporte ayuda a concentrarse. “Al entrenar se practica la concentración y luego es fácil extrapolarlo a otros ámbitos, como el estudio. El tenis, además, es un deporte muy mental”, afirma la tenista.
La gran decisión
A los 14, Sergi Bruguera le ofreció una beca para ir a su escuela en Barcelona. Era el momento de decidir si quería continuar el camino del tenis profesional. “Mi padre me preguntó si yo quería... y ¡no quería! –reconoce riendo–. Una cosa es irte tres meses en verano y otra vivir allí todo el año, con solo catorce años. Mis padres en el fondo tampoco querían, así que todos coincidimos en la decisión”.
El cambio del tenis al pádel
Más adelante, al empezar la carrera de Ingeniería Industrial, pensó que el pádel era un deporte compatible con sus estudios y se incorporó al equipo del Club de Campo.
"Mi compañera de pádel y yo llegamos a ser la segunda mejor pareja del mundo”
“Me ficharon para la selección española. Durante la semana, me iba a entrenar y luego a la universidad, aunque fueran las ocho de la tarde" explica.
Mientras, daba clases de tenis y de pádel porque tenía que costearse los viajes por toda España para competir los fines de semana. "Mi compañera de pádel, que estudiaba medicina, y yo llegamos a ser la segunda mejor pareja del mundo”, rememora.
Con la selección española de pádel, Chus consiguió ser dos veces campeona de Europa y una subcampeona del mundo.
Con los años, comenzó a trabajar, formó una familia (le brillan los ojos cuando habla de su hijo Jorge) y los horarios tuvieron que reorganizarse. “Ahora soy delegada de pádel del Club de Campo en mi tiempo ‘libre’ –nos dice entre risas–.
Un momento difícil
La vida, que es impredecible, le dio la oportunidad, aunque de un modo doloroso, de descubrir otro deporte más y también brillar en él.
Después de cuatro meses sin moverse por una rabdomiólisis, descubrió el golf
A partir de una clase de spinning, empezó a sufrir rabdomiólisis, una patología que puede aparecer con grandes esfuerzos como en el spinning, el crossfit o con los chalecos de electroestimulación.
“Sentía un dolor enorme en las piernas que no me dejaba ni dormir, eran como unas agujetas brutales. El problema es que se mueren las células musculares, pasan al torrente sanguíneo y el riñón no puede filtrarlas, así que se obstruye”. La ingresaron en el hospital y estuvo cuatro meses casi sin poder moverse.
Esto ocurrió en la primavera del 2018. Con el tiempo y el tratamiento adecuado, mejoró y volvió a hacer ejercicio de una manera muy suave. “Pensé que podría estar bien acompañar a mi padre mientras jugaba al golf, y así me inicié en este deporte”, explica.
Más triunfos
A estas alturas de la entrevista ya nos hemos dado cuenta de que a Chus se le da bien el deporte. El golf, también: el primer campeonato al que se presentó, lo ganó. “Llevo solo seis torneos. En el último, nos clasificamos cinco de toda España y nos llevaron a Tenerife a jugar, y gané. Se trataba del circuito Audi Movistar+ Tour. Al ganarlo, me invitaron a jugar en Cuba la fase internacional. Y allí quedé quinta”.
“Mis padres nunca me han obligado, yo llegaba hasta donde quería"
El deporte como escuela
En su familia, el deporte se ha vivido de una manera natural, pero he conocido chavales muy presionados y eso solo consigue niños frustrados”.
Chus cree que ahora el deporte no se enfoca bien porque se piensa demasiado en ganar y en el dinero.
“Creo que el objetivo del deporte no es ser profesional si no ser una escuela de vida. Es una forma fantástica de enseñar a tu hijo disciplina, a esforzarse, a trabajar en equipo...Los padres que no tengan ese objetivo, en mi opinión, están equivocados. El ambiente familiar debe ser un apoyo y no al revés”.