A sus 31 años, Carlos es ya un pintor reconocido a nivel internacional. Sus cuadros han viajado a Estados Unidos, Reino Unido y Japón. En este último, de hecho, varios han quedado expuestos de manera permanente en el Museo Municipal de Osaka. Aunque, según nos cuenta, exponer en Boadilla (la ciudad donde vive) y en el Palacio del infante don Luis le hace una ilusión muy especial y diferente a todo.
Su exposición, que se puede visitar sábados y domingos hasta el 30 de noviembre, inaugura el ciclo VEBO’21 Arte palacio. Una iniciativa del consistorio que, una vez al año, permitirá a un artista vecino del municipio exponer sus obras en las salas del palacio.
A Carlos le gusta pintar desde pequeño y su licenciatura en Arquitectura no ha hecho sino confirmarle en su pasión por el arte, aportándole perspectiva y una comprensión de los espacios que se aprecia claramente en todos sus paisajes urbanos.
¿Cuándo te enamoras de la pintura?
Siempre me ha gustado mucho. Mi abuela paterna pintaba y creo que la destreza con el color me viene de ella. Además estudié en el Colegio Virgen de Europa, que fomenta mucho el tema artístico. Y luego hice Arquitectura, que tiene varias asignaturas de dibujo. Entre unas cosas y otras, la pintura se ha convertido en una manera de expresarme.
Una vez al año, un artista del municipio podrá exponer en el palacio
¿Cómo das el salto al mundo profesional?
La arquitectura me gusta, pero la pintura me hace ser más yo mismo. Es mucho más libre, creativamente. Así que cuando terminé la carrera me puse a pintar en serio. Contactó conmigo una galerista japonesa, que buscaba artistas jóvenes emergentes para mostrar en Japón el arte que se estaba haciendo en Occidente.
A raíz de eso, empecé a colaborar con galerías de Reino Unido. Después vinieron Madrid y Barcelona. Y ahora mismo tengo otra exposición en California. Ha venido todo muy rodado.
¿Por qué paisajes urbanos?
Me viene de la arquitectura y porque pinto sobre lo que me rodea. Me interesan conceptos como el movimiento, el bullicio, las luces, sus reflejos… la complejidad de las ciudades. Intento captar una atmósfera.
¿La exposición es así?
Sí, pero en Boadilla he querido mostrar también otras partes de mi trabajo que todavía no había expuesto. Dibujos que hago en mis cuadernos cuando viajo, algunos cuadros de naturaleza, mezclas de técnicas con escenas festivas que pintaba cuando empecé...
Voy a intentar pasarme a menudo por la exposición. Me interesa mucho el feedback que me da la gente, saber qué ven ellos en mis cuadros...
¿Planes de futuro?
El año que viene es una incógnita, no sé muy bien qué voy a hacer. Esta exposición es como un fin de ciclo. Después de tres o cuatro años sin parar de pintar y exponer, me apetece romper un poco. Me gustaría viajar e inspirarme con cosas nuevas.