El estudio de arquitectura Matos-Castillo (Beatriz Matos y Alberto Martínez Castillo) es el responsable del proyecto de rehabilitación de la antigua Casa de la Cultura de Boadilla del Monte. Un trabajo en el que también han colaborado los arquitectos Toni Gelabert y Néstor Montenegro.
El nuevo edificio no deja indiferente.Ni por su sencillo, novedoso y arriesgado aspecto exterior con paramento de ladrillo hueco ni en el reparto del espacio interior, la luz... Es de los que gusta o no gusta, pero de los que se quiere cuanto más se conoce.
La actual biblioteca se levanta sobre la anterior Casa de Cultura. Entre las distintas posibilidades barajadas, los arquitectos apostaron por dos espacios que son el eje sobre el que pivota el resto. La parte superior (tercera y cuarta planta), toda diáfana, con unas cerchas en el techo que facilitan la iluminación con luz natural de la estancia. Y, por otro lado, y en el otro extremo: el sótano, que acoge el teatro.
El nuevo edificio no deja indiferente. Es de los que gusta o no gusta, pero de los que se quiere cuanto más se conoce.
Matos explica que ha sido “un trabajo en equipo, con diferentes puntos de vista, pero todos complementarios”. El resultado es un proyecto que “engloba lo mejor de cada uno”, matiza Toni Gelabert.
Se optó por un edifico de formas sencillas, pero al mismo tiempo radical, con unos muros de celosía de ladrillo que funcionan muy bien desde el interior, dejando entrar la luz que juega un papel importante en toda la construcción.
Las diferentes entradas para la biblioteca y el teatro dan lugar a una pequeña plaza que resalta el carácter público del edificio. Y desde ella, vistas privilegiadas del palacio de Boadilla. “Un edificio público siempre es un reto para la ciudad. Además, integrarse bien en un entorno patrimonial como este es importante”, explica Castillo.
“Pero lo más importante es que el edifico sea vida para Boadilla”, afirma Beatriz
“Pero lo más importante es que el edifico sea vida para Boadilla”, afirma Beatriz. “La vida de una biblioteca –continúa– es tener espacios más íntimos y otros más públicos”. Así, la biblioteca, con casi 300 puestos de lectura, combina las salas generales con zonas de estudio más pequeñas.
Los responsables del proyecto también destacan que la colaboración con los técnicos municipales ha sido excelente. “No es lo mismo hacer un edifico de cero que una rehabilitación. Las rehabilitaciones siempre entrañan problemas que no te esperas. A veces te encuentras con una propiedad que rema en sentido contrario, pero aquí ha sido una alianza total”, asegura Beatriz Matos.