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Mario Frutos Olmedo: “Mi máxima: respetar el instrumento”

Un lutier (del francés 'luthier') es una “persona que construye o repara instrumentos musicales de cuerda”. Una profesión que tiene mucho de oficio, donde la experiencia y la práctica pesan más que la teoría. Y de eso, Mario Frutos Olmedo, a pesar de su juventud (29 años), ha aprendido mucho.

 

Con su taller actual en Boadilla, Olmedo Luthiers, Mario Frutos lleva más o menos un año, pero los inicios se remontan a su adolescencia. Con 14 años empezó a tocar la guitarra, y con 15, a hacerle esos pequeños ajustes que le enseñó su profesor de guitarra, Fabián Benito. “Ese es el origen de mi pasión por arreglar y ajustar las guitarras”, confiesa Mario.

¿Cuándo convertiste tu pasión en algo profesional?Fue en el estado de alarma. Soy también técnico de sonido y durante esa época el trabajo desapareció, así que empecé a plantearme hacerme lutier de manera profesional. Hasta el año pasado lo había hecho solo para amigos. Cosas básicas: cambios de cuerda, hidratación de la madera y poco más.

En junio del 2020, cuando ya podíamos salir, hice un curso en Bauprés Luthiers, donde aprendí todo lo fundamental. Compré las primeras herramientas, me hice mi propio banco de trabajo y empecé con el taller.

De todos modos, en este trabajo nunca se deja de aprender. Permanentemente estas absorbiendo conocimientos de personas que llevan ya muchos años, además de probar uno mismo qué cosas funcionan y cuáles no. En Madinter, por ejemplo, mi proveedor de maderas, me han enseñado mucho sobre herramientas. Además, para ser un buen lutier hay que saber otros oficios como carpintería, pintura, electrónica...

¿Cómo es tu trabajo diario?

El trabajo de lutier abarca tres áreas fundamentales: mantenimiento y ajuste, restauración y fabricación de instrumentos. Yo hago los dos primeros.

Puedo llegar a trabajar tres o cuatro guitarras a la vez, alternado los trabajos: mientras se seca el encerado de una me pongo a pulir otra, etc.

La máxima de mi marca es el respeto hacia el instrumento. Eso supone que yo tengo que saber tocar el instrumento perfectamente, por eso no soy lutier de violines. Hay lutiers que sí lo hacen, pero yo creo que si no sé tocar el instrumento no voy a saber ajustarlo bien.

¿Y el secreto para ser un buen lutier?

Es un trabajo que pide paciencia y dedicación. Solo así es posible hacer algo fino y delicado. Hay que cuidar la estética, pero sin olvidar que es un instrumento y que tiene que sonar bien. Además de repararlo, también se pueden hacer mejoras... Y, por supuesto, adaptarse al músico y a su forma de tocar.

 

¿Te planteas construir también guitarras?

De momento no, lo hago solo como hobby, para uso personal. A lo que sí estoy abierto es a construir una parte de un instrumento. Si te piden un mástil nuevo, ¿por qué no hacerlo?

La verdad es que hay mucha diferencia entre una guitarra hecha por un lutier y una comprada en una tienda aunque sea de una firma reconocida. Cuando se la encargas a un lutier, el instrumento se personaliza al máximo. Además del precio que es bastante más barato.

 

¿Tienes ahora algún encargo especial?

Sí, tengo que restaurar una guitarra romántica del año 1861. Un instrumento así requiere más estudio que trabajo. Hay que ser muy respetuoso con los materiales que se utilizan para repararla para que sean acordes con la  época. Me está ayudando Ilan Delgado, constructor de guitarra clásica y flamenca (@guitarrascattan). Trabajó dos años con un lutier oficial de Gibson y es un experto en restauración de materiales antiguos.

¿Instagram te ha ayudado a darte a conocer?Sí, mucho. La verdad es que ha funcionado muy bien y ahora mismo tengo el taller cerrado a un mes vista. Hasta que no acabe lo que tengo no puedo aceptar más encargos. Me gusta dedicarles el tiempo que necesitan y no demorarme en entregar los instrumentos. La gente me contacta a través de Instagram (@olmedo_luthiers) y además ahí pueden ver lo que hago. Voy mostrando el antes y el después. Es una manera de enseñar mi trabajo de manera sintetizada.