Que Ignacio Hidalgo (Boadilla del Monte, 2003) ha tenido claro desde siempre eso de ser actor parece exagerado, dada su edad, pero casi cabe decir que ha nacido para esto. Algo tuvo que ver que, con tres años, sus padres le apuntaran al Taller Municipal de Teatro. Pero es que para entonces él ya se decantaba por una disciplina que ha llegado a compaginar con violín y piano. “Un día, con siete años, rompió a llorar en la cocina suplicando ingresar en una agencia que promoviese su carrera”, nos cuenta su madre, Alicia. Acabó en Kailash. Maneras, como se ve, no le faltan para la interpretación…
Ignacio, que no Nacho, es vivaracho y parlanchín. De físico menudo, tiene una cara fotogénica y una expresividad a la que saca partido. Metido en su papel, sobreactúa cada gesto convencido de llevar su vocación al extremo.
¿Qué te llamó la atención de este mundillo? Una obra que vi en DVD, La infanta Carlota. Sus padres explican que por aquel entonces no sabía leer. También que la afición familiar a los parques temáticos, como el de la Warner en San Martín de la Vega, le ha acercado a personajes de ficción y a figurantes con los que siempre trabar amistad. “No hay vez que no termine saliendo en sus espectáculos”, añade Alicia, que recuerda cuando, con sólo dos años, ingresado en el hospital Niño Jesús por neumonía “era el centro de atención de la plantilla por lo bien que se explicaba”.
De la mano de su agencia, Ignacio ha sido el protagonista de un anuncio rodado en Barcelona de una marca norteamericana de cereales. Se emite en toda América. También de una serie de 14 spots para el canal televisivo Disney Channel y hasta para Burger King. De igual modo ha trabajado en el cortometraje de David Cordero Mienin, grabado en Vallecas, y ha pasado por el programa Play Sports de la cadena Boing.
El último asalto de nuestro protagonista a la pequeña pantalla es la serie El don de Alba, versión española de la famosa Entre fantasmas. Está protagonizada por Patricia Montero y producida por Mediaset. Tele 5 la estrena en breve. Ignacio sale en tres capítulos en el papel del fantasma Nicolás.
¿Te aburren los rodajes, repetir una y otra vez escenas? No, al contrario, me lo paso muy bien.
Ignacio estudia los papeles con su madre, “la perfecta manager”, según Mariano, su padre.
¿Y eres famoso entre los compañeros del colegio (estudia en un centro de nuestra localidad)? Sí, pero ya están acostumbrados. Un día un chaval me reconoció comprando el pan después de lo de Play Sports.
“Coleccionista de playstations”, como se autocalifica, sigue al pie del cañón en el Taller Municipal de Teatro, donde tiene buenas amistades, “sobre todo Leire y Silvia, que me gustaría que sacases en el artículo”, matiza ajeno a la sonrisa cómplice de su madre. En casa toca a ratos la batería y la guitarra. “Me gusta la música electrónica”, aclara, y añade que le privan son “las pelis de zoombies”
Consciente de tener que estudiar (“tengo alergia al cole, pero se me da bien”), no admite alternativa cuando le preguntamos si alguna vez ha pensado en dedicarse a otra cosa que no sea la interpretación. “Hice un trato con mi madre: si a los 100 casting no me cogían, lo dejaba”. Le ficharon en el primero.