Tiene cuatro hijos, siete nietos y reside en Boadilla del Monte, en la urbanización Las Lomas, desde el año 1985. 36 años aquí, vamos.
De su madre heredó la afición por la lectura y la escritura, labor callada a la que ha dedicado gran parte de su etapa como jubilado tras una intensa vida laboral como ingeniero industrial. A sus 77 años, lleva cinco libros publicados. Con uno de ellos, Alguacil de casa y corte, quedó cuarto finalista de los Premios Planeta en 2013.
Hemos conocido a José María Cuadro Pina con motivo del II Certamen de Cuentos Cortos de la Asociación de Mayores, celebrado este año. Lo ha ganado con un cuento muy personal: Mamá, los abuelos y yo. Un relato “escrito con muchas ganas”, dice, en el que narra las vivencias personales que la familia experimentó en primera persona desde el momento en el que su hija les comunicó su decisión de ser madre soltera.
A sus 77 años, lleva cinco libros publicados. Con uno de ellos, Alguacil de casa y corte, quedó cuarto finalista de los Premios Planeta en 2013.
¿Qué le animó a presentarse a este certamen de cuentos cortos?Pues fue precisamente mi hija, que me mandó la información de la convocatoria y me animó a ello. El día de la entrega de premios me quedé sorprendido porque no me esperaba que fuera a eso. Pensé que me citaban para el acuerdo de la publicación luego del relato, pero no…
No es el único premio que recibe este año. ¡Es el tercero! Estoy sembrado, la verdad. Me dieron uno de relatos en el Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid y, también en el Colegio de Ingenieros, el premio al Libro del año con Historias del camino – Desde Roncesvalles a Frómista.
Al final me di cuenta de que pasábamos por sitios en los que no me enteraba de lo que había. Y de ahí me vino la inquietud de escarbar sobre el Camino… No es una guía del Camino, sino una traza, pinceladas de historias, anécdotas, leyendas, mitos, pecualiaridades del Camino, para que en cada sitio por el que pasas tengas alguna pista o curiosidad de dónde estás y lo que hay. Soy un forofo del Camino de Santiago. Llevo años haciéndolo, a nuestro ritmo, que prisa en el Camino no hace falta ninguna y el grupo de amigos que vamos ya tenemos todos una edad.
Y el tercero, el de Boadilla.
Al recoger el galardón mencionó que había sido finalista en el Premio Planeta en 2013. ¿Qué se siente al ser finalista de un premio tan importante para las letras españolas? Me presenté al Planeta con la idea un poco de ver si me leían y me publicaba alguien. Es un poco la esperanza que tenía como escritor.
Mandé la novela, Alguacil de la casa y corte, y me olvidé del tema. Tres días antes de la entrega del galardón, me llaman por teléfono para comunicarme que era finalista. Desde luego que te halaga. Estás en un mundo de celebridades extraño, aunque sabes que vas de relleno… pero te sientes bien. Quedé cuarto, pero luego no me publicó nadie la novela, así que esa esperanza que tenía se desvaneció pronto.
De Boadilla ¿qué le gusta más?Que es tranquilo y está propiciando una calidad de vida importante. Es una ciudad que tiene que seguir cuidando su vida cultural, que no haya un urbanismo salvaje, su entorno natural… para estar entre las de más calidad de vida de España.