No ha tenido que buscar muy lejos Javier Piqueras de Noriega (Madrid, 1944) para dar con la inspiración que alumbrase su obra literaria. Y es que este catedrático de Física en la Universidad Complutense de Madrid, especializado en materiales y afincado en Boadilla desde hace 20 años, de la que se declara encantado –“fue un descubrimiento”, asegura–, ambienta casi toda su producción en ese entorno docente al que ha dedicado su trayectoria profesional.
Salvo una pieza histórica comprometida para este año y titulada Dinamarca 1808 –versa sobre los avatares del ejército español enviado al norte de Europa en tiempos de la alianza con Francia, cuando Napoleón invadió la Península Ibérica, y su duro regreso al mando del Marqués de la Romana–, son novelas de intriga centradas en el mundo universitario.
“Escribo sobre cosas, lugares y situaciones que de algún modo conozco, siempre sobre misterio y suspense. Mis cuatro primeras obras conforman una serie, con el catedrático Salvatierra por protagonista, asistido por una ayudante, Cristina, que al principio es alumna y con el tiempo se convierte en pareja”, explica Javier a Sólo Boadilla. La primera en salir fue La cátedra –como la segunda novela, publicada por Meteora–, donde narra un crimen en torno a una oposición.
Le siguió El congreso: en el transcurso de un simposio científico en Rusia se produce un asesinato. El pasado septiembre publicaba El instituto (editorial Javisa23). Aquí la acción detalla la desaparición del director del centro y transcurre en Alemania, de la que Javier es conocedor porque ha vivido allí como investigador y porque su mujer es de esa nacionalidad.
En lo comercial, ¿qué tal han funcionado sus títulos? A falta de datos del último, a la venta desde hace poco, tengo que reconocer que bien, agotando ediciones.
¿Y qué se trae entre manos? Tengo comprometida con la editorial DeLibrum Tremes Dinamarca 1808, y en unos meses saldrá Infrarrojos. Unas elecciones a rector de universidad se convierten en el eje del suspense.
Sus temas son de lo más real, deben levantar toda clase de suspicacias en su entorno profesional… Sí, es verdad. Todos los días recibo sugerencias de colegas que buscan en mis novelas paralelismos y reflejos con la realidad.
¿Papel o libro electrónico? Papel, pero mi última novela también llegará al formato electrónico.
Javier, poco dado a las redes sociales más allá de algún foro literario, nos cuenta que escribe rápido y que aprovecha huecos cotidianos: a veces se pone dos horas seguidas, otras sólo 20 minutos, siempre en un mismo lugar de trabajo. No se inspira en ningún autor concreto, pero confiesa haber “devorado” cientos de obras del género al que dedica con pasión sus esfuerzos y admite la progresión en su técnica literaria –“me lo confirman mis editores”– al cabo de los años.
Por cierto, Boadilla tiene un hueco en sus textos, “con bastante realismo, según alguna crítica de mis lectores” de este gran aficionado, claro, a la lectura, pero también a pasear por el monte en compañía de sus perros.