Gabriela vive en Boadilla y estudia 4º ESO en el Colegio Mirabal. Desde hace un año y medio, aproximadamente, está en tratamiento para superar un trastorno alimentario, la anorexia.
Llega a la entrevista acompañada de su madre, uno de sus grandes apoyos. A pesar de su juventud, cuando habla transmite seguridad y entusiasmo por lo que hace. Lo cierto es que, para hablar de lo que le pasa y además mostrarlo a través de sus cuadros, hace falta mucha valentía. Desde pequeña le ha gustado pintar y ahora esa afición se ha convertido en parte de su terapia para superar la anorexia.
Así empezó
Los síntomas empezaron a manifestarse hace un año y medio. No comía. Lo poco que ingería era meticulosamente analizado. Y hacía mucho deporte para quemar las calorías. “Lo peor llegó al inicio de la cuarentena”, nos cuenta. Su madre apunta que “no sabía lo que tenía, pero se estaba consumiendo”.
"Tengo muchos momentos de ansiedad y pintar me ayuda"
A día de hoy, continúa en tratamiento, pero sigue avanzando. Es un proceso con muchos altibajos, pero no pierde de vista que siempre es a mejor.
“En las sesiones con mi psicóloga trabajamos mucho cómo puedo contar a los demás lo que me pasa. Desde pequeña me ha gustado mucho pintar y el arte en general. Así que pensé que era una manera fácil para mí de explicar cómo me siento o de pedir ayuda. Es un modo de hablar sobre este tema, porque nunca lo hago”, dice.
Continúa explicando que el inicio del tratamiento fue lo más duro y pintaba muchísimo. Su casa estaba llena de cuadros y dibujos. Ahora “dedico mi tiempo libre a pintar o a cualquier cosa relacionada con el arte porque me relaja. Tengo muchos momentos de ansiedad y pintar me ayuda en este proceso”.
Sus cuadros
Utiliza para sus cuadros pintura acrílica sobre lienzo. Los colores son muy vivos (amarillos, naranjas...). “Lo hago así –explica Gabriela– porque refleja una explosión de sentimientos. Todo en ese momento, todo lo que sentía, tanto lo bueno como lo malo, era muy exagerado. Cada sentimiento era muy intenso”, asegura.
Pensó que quizás podría ayudar a otras personas si mostraba lo que le pasaba a través de sus pinturas
La exposición nació a raíz de un proyecto personal que tenía que hacer para el colegio. El trabajo consistía en hacerlo y exponerlo. Justo en ese momento, empezaba con su tratamiento para la anorexia y pensó que quizás podría ayudar a otras personas si mostraba lo que le pasaba a través de sus pinturas.
El lugar elegido para exponer fue Bikram Boadilla y ha sido una experiencia tan positiva para ella que está deseando repetir. Nos cuenta que le ha servido para llevar a sus amigos más cercanos y hablarles sobre lo qué le pasa. Se ha sentido muy apoyada. Por eso, “a los que se están recuperando, quiero decirles que todo pasa. Aunque creas que estás en el peor momento, eso también pasará. Y que se abran, que confíen y pidan ayuda”.
Ahora tiene la cabeza y la ilusión en seguir pintando, en hacer un bachillerato artístico y en viajar. “Tengo muchas ganas de viajar y de vivir en Italia”.