Hace algo más año y medio que empezó a hacerse realidad su sueño. Atrás quedarían dos largos años de negociaciones con el propietario de la instalación, el antiguo gestor del club… Fue en febrero de 2015 cuando Patricia Arteaga se hizo cargo del antiguo Club Bonanza, enclavado en mitad de la urbanización del mismo nombre. El primer paso y signo de los cambios que ahí se iban a producir fue dar al club un nuevo nombre. Desde entonces, es Espacio Mentema (acrónimo formado por el nombre de sus tres hijos: Mencía, Teresa y Mateo).
Arteaga puso en marcha un plan para modernizar y transformar completamente el viejo club. Su objetivo: crear el ambiente que deseaba para sus hijos, con una oferta deportiva y de ocio de calidad. Un proyecto en el que ha invertido sus ahorros y en el que está volcada, tras dejar su trabajo como profesora de Iniciativa de la empresa, organización y gestión empresarial en un instituto madrileño.
“Yo había sido usuaria del club durante diez años. Pero las instalaciones estaban casi abandonadas. Siempre pensé que, gestionado con ilusión y cariño, se podía hacer algo más… Y que, en definitiva, pudiéramos disponer de un espacio de calidad para la familia. Tal y como lo quiero para mí y mis hijos”, explica.
Curiosamente, se vino a vivir a Boadilla junto al club hace siete años, “para que mis hijos pudieran ir ahí andando”. Una de sus hijas compite en hípica (ha sido tercera de España en 1,20 en el Trofeo Príncesa de Asturias) y entrena ahí. No se imaginaba que años más tarde sería ella quien se hiciera cargo de la instalación.
Para sacar adelante su idea, además de la importante inversión económica realizada en las instalaciones hasta la fecha, ha contado con tres ingredientes muy importantes: ilusión, entusiasmo y jovialidad, de los que ha hecho gala a pesar de los problemas que van surgiendo en el día a día.
La instalación ha sido saneada casi al completo –“a falta del aparcamiento y las pistas de padel”, aclara–. También se ha hecho una importante remodelación en el restaurante. Respecto a la oferta deportiva del centro (hípica, tenis, fútbol, natación, pádel, patinaje, campamentos...), se ha mejorado y complementado con actividades afines a su público y los vecinos de la zona, tales como clases de música, baile, yoga, organización de conciertos, talleres de cocina, fiestas de cumpleaños…
Ha sido “un año intenso… pero muy bonito”, reconoce Patricia. La familia Mentema tiene casi 30 empleados. Plantilla que duplica en verano para los campamentos de verano. “Más los clientes, que también forman parte de este proyecto”, añade. El sueño es ya una realidad, aunque… “todavía hay cosas por hacer y mejorar”.