Hijo de emigrantes españoles, Ernesto Díaz Trincado nació en Ciudad de México hace 63 años. Era abogado asesor de la embajada española, amante del flamenco... Y así fue como conoció a su mujer, la bailaora barcelonesa Manuela Vega. Desde entonces, no se han separado. Tienen tres hijos y viven en Parque Boadilla.
En 1991 se vino a Madrid a estudiar con una beca Reina Sofía, ayuda que se concede a hijos de emigrantes.
Mientras estudiaba, estuvo trabajando en el restaurante mexicano El Cuchi. Tras finalizar varios cursos de postgrado, se propuso abrir su propio restaurante de comida tradicional mexicana con el apoyo familiar. Así nació en 1997 Las Mañanitas, que pronto se convirtió en un referente en la capital “por la honestidad, calidad y cariño con los que presentamos la gastronomía mexicana”.
La aventura no terminó ahí. En 2000 abrieron en el Madrid de los Austrias el tablao flamenco Las Carboneras. “Un sueño para el que nos asociamos con las bailaoras Ana Romero y La Tacha, “y mi querido compadre guitarrista Juan Soto (en paz descanse)”, nos cuenta.
Con los años, se sumarían más restaurantes al grupo, entre ellos Las Mañanitas Boadilla (2020).
Ernesto es vicepresidente de la Asociación de Tablaos Flamencos de España, tesorero de la Asociación de Tablaos Flamencos de Madrid, presidente de la Asociación Gastronómica Mexicana en España y, próximamente, vocal de la Asociación de Hosteleros de Madrid.
Ernesto, ¿cómo nació el proyecto de Boadilla? Pues por la pandemia. Antes del covid, teníamos en Madrid cinco establecimientos. Las Mañanitas, el tablao flamenco, el restaurante La Excentrica, en Ópera; el restaurante la Casa de las Torrijas y acabábamos de abrir Estar en Babia, en el barrio Salamanca. Con la pandemia, tuvimos que cerrarlo todo. Y a la vuelta, solo pudimos recuperar Las Mañanitas y el tablao. El resto, no. ¡Imagínate!
Esos meses encerrado en Boadilla, vi que sería un buen lugar para abrir un nuevo Mañanitas, y así fue como nos lanzamos a esa aventura en septiembre del 2020. El recibimiento y la aceptación ha sido maravillosa. También es verdad que no nos hemos dormido en los laureles. Cada cuatro meses renovamos la carta y nos preocupamos por que los clientes sientan que tienen cerca de su casa un trozo de México.
Y ahora vuelves a apostar por Boadilla... Sí, este mes inauguramos, frente a la iglesia de San Cristóbal, en el pueblo, el restaurante Estar en Babia. Un homenaje a la tierra de mi padre, don Vidal: la comarca de León. A sus recuerdos, sabores, aromas...
¡¡Habrá que probarlo!! Mucha suerte, Ernesto.
La carta será un guiño a toda la cocina de Castilla y León. Los embutidos de Ba- bia, la morcilla de Huergas, habrá botillo... No podrá fal- tar el cocido Maragato, la trucha... Y los fines de sema- na esperamos poder tener un buen cordero y cochinillo...