Vive en Boadilla del Monte desde hace seis años, está casado y es padre de dos hijos. Además, se dedica a la docencia de Lengua y Literatura desde hace treinta años, hoy en un Instituto de ESO de Leganés. Pero lo que de verdad apasiona a Félix Jiménez (La Torre, Ávila, 1955), además de buscar setas –durante estas fechas recorre a menudo el Monte de Boadilla en busca del preciado manjar–, es escribir, algo que practica cuando puede, normalmente de noche, aunque reconoce que lo hace con asiduidad.
Dicen los que conocen su obra, dirigida a paladares exquisitos, en su mayoría femeninos; que sus señas son la sensibilidad y la destreza léxica. Félix comenzó a escribir hace mucho. En realidad, nos cuenta saboreando una copa de vino, siempre lo ha hecho, no como meta profesional, sino por vocación. Hasta 2004 no publicó su primer libro, un compendio poético titulado Entre la Tierra y el Agua. Luego vinieron 52 semanas y un día, una obra experimental; Cuaderno de Ida y Vuelta, dos relatos en uno con aire de novela negra; y un nuevo libro de poemas que sopesa el paso del tiempo, llamado Oleaje de Nubes… y Calma, de este año. También de 2011, casi por casualidad, es su último trabajo, Hace tiempo que te debo palabras de amor.
En él incluye 17 relatos cortos de temática variada: El Paseo, inspirado en la obra de idéntico nombre de Robert Walter, y que relata vivencias en Boadilla; Prerrománico Astur, que aborda la problemática en la relación de pareja; Dedicatorias, donde homenajea al Nobel siciliano Salvatore Quasimodo…La virtud de la obra, como nos explica, reside en la brevedad de las historias, relatos –apunta- que “deben ser verosímiles y con un fi nal sorprendente”. Editado por Ediciones Atlantis, se puede adquirir en La Casa del Libro o en la librería Pérez Galdós.
¿Qué te inspira al escribir? Imagino,pienso... Cuando arranco tengo claro el principio, la trama y el desenlace. Me fijo en la vida cotidiana y fantaseo sobre una base real. [No extraña que coordine la tertulia literaria mensual de la asociación Caballo Verde en el café Boadinha; por cierto, con temas que siempre suscitan debate].
La gente, ¿lee? Sí, aunque sean periódicos o revistas, incluso los jóvenes, que devoran novela de intriga y terror, y a los que a veces, por error y a muy temprana edad, se fuerza a leer para que luego abandonen. La gente que lee, lee mucho, y luego hay muchos que no leen nada. Se consumen temas fáciles, acordes con la vida que llevamos. La literatura potente es minoritaria.
Y los que leen, ¿escriben mejor? No soy un experto en esto, pero se percibe que el lector piensa y reflexiona más, que es crítico con criterio.
¿Lo mejor de Boadilla? La tranquilidad, la inmediatez a la naturaleza… Tiene las ventajas de las ciudades y pocos inconvenientes.
¿Y lo peor? Tenemos el tamaño de Ávila, Soria o Segovia, pero no su cohesión.