Aunque nació en Colombia hace 51 años, se considera español y boadillano, lugar en el que se asentó con su mujer e hijo hace 14 años y del que se muestra agradecido por todas las oportunidades que ha tenido aquí para “vivir, trabajar y lleva a cabo su gran pasión: el fútbol y ayudar a los demás”.
Carlos Alberto Duque Herrera es el presidente y director deportivo del Club Deportivo Elemental Fútbol y Mucho Más. Una organización que creó hace cinco años con el objetivo de “utilizar el deporte como herramienta de educación e integración de los chavales, y brindar espacios de ocio y tiempo libre saludables”.
Empezó con la Escuela de Árbitros hace cuatro años. “Ofrecemos el curso oficial de árbitros, incluidas prácticas remuneradas a través de un acuerdo de colaboración que tenemos con la Fundación del Real Madrid. Y, si les gusta este oficio, también les facilitamos trabajo a través de agrupaciones deportivas con las que colaboramos en municipios de los alrededores”, nos cuenta Duque. En el tiempo que llevan trabajando, ya han formado a 120 colegiados.
Hace un año el club dio un salto más y creó la Escuela de Fútbol Sala, en marcha desde el pasado mes de octubre. Actualmente la integran 28 niños repartidos en tres categorías: alevín, benjamín e infantil. Entrenan de las instalaciones del Pabellón Polideportivo Felipe VI, en Viñas Viejas. Con ellos trabajan dos días a la semana (lunes y miércoles, de 20 a 21 horas), el mismo como director deportivo y cuatro monitores, para prepararles técnica y físicamente. Los infantiles juegan en la liga municipal escolar y en del Área 16 de la Comunidad de Madrid. Y los más pequeños, en los Juegos Deportivos Escolares municipales.
La escuela es posible “gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Boadilla del Monte, que nos cede la instalación; y el esfuerzo de los padres”, comenta. Allí trabajan muchos aspectos más allá del puramente deportivo: “Es importante que los chicos se diviertan, ofrecerles una alternativa de ocio saludable sin olvidar el aspecto competitivo que tiene el fútbol”, nos explica Carlos Duque.
Como ventaja del fútbol sala respecto a su hermano mayor, cita la mayor proximidad física, tanto de los jugadores en el campo, que es mucho más pequeño, como de los padres en la grada, que ven a sus hijos más cerca. “Todo ello facilita la integración del equipo e incluso de los padres entre ellos”, asegura.
Como parte también de un proyecto con un fin solidario –el club colabora con los de otros países con menos recursos, donándoles material, por ejemplo–, desde la escuela “buscamos que los chicos valoren la facilidad que hay aquí para poder jugar al fútbol con la vestimenta adecuada y buenos medios, como este campo, que niños de otros países no tienen”. ¿Cómo? “Pues, por ejemplo, donando el material que no vayan a utilizar porque les ha quedado pequeño”.