Nacida en Madrid, pero criada en Boadilla del Monte, Nekane, que estudia primero de ESO –“ir al colegio no me gusta mucho, pero como tengo que hacerlo, lo hago”, confi esa– en el Quercus, sería una chica más del vecindario de no ser porque a sus doce años ya ha ganado cuatro pruebas de ciclismo en carretera, incluida la Chico Pérez de Parla, la más importante de su tipología a escala nacional.
La pasional afición de Nekane por la bicicleta, como su hermano mayor Iñaki, que también compite y con el que se la ve compenetrada, viene de sus padres, Mariano y Loles, que desde pequeña la introdujeron en esto del pedal. Ambos se conocieronpracticando atletismo de jóvenes, y nunca han dejado de hacer deporte. Se reciclaron al ciclismo hace años y forman parte de la Escuela Ciclista Boadilla, donde ejercen como monitores.
“Pero llegó un momento en que la escuela se quedaba pequeña –explica Mariano–, y a falta de un club profesional en el municipio, el año pasado la metimos en el Cedena de Fuenlabrada, donde también está Iñaki”. En Boadilla, Nekane le daba al ciclismo de montaña, pero al parecer, cuando probó la carretera, el fl echazo fue instantáneo. “Me gusta mucho más –incide nuestra protagonista–. No sé... por la sensación de velocidad, aunque la mountain es divertida por los saltos y todo eso”.
A lo largo de la temporada, Nekane, fuerte y rápida –“y con genio”, matiza su padre– arranca con ciclocross, sigue con mountain bike y culmina con ciclismo de carretera. Compite con éxito en todas las modalidades. En carretera, semanalmente de mayo a septiembre, en carreras de 20 km que se celebran en circuitos urbanos cerrados y acondicionados, de unos 1.000 metros de longitud.
Claro está, compagina los estudios –“siempre ha ido muy bien hasta la ESO, pero estamos en ello”, aclaran Mariano y Loles– con la disciplina a la que obligan sus entrenamientos semanales. Estos tienen lugar los viernes en el Cedena –técnica individual, salidas y pequeñas series a ritmo de competición–, los sábados –normalmente mountainbike– y los domingos, cuando salen en familia en rutas de carretera de 30 a 40 km. Y si llueve, pedalea en casa subiendo la bici a los rodillos. De momento, lesiones y caídas –salvo un pequeño susto sin consecuencias– han respetado a una joven campeona que también disfruta nadando, saliendo con amigas, fotografiando y, nos cuentan, bailando en casa.
¿Y el futuro? “Queremos que disfruten practicando deporte –aclara Mariano-, pero con las actuales estructuras del ciclismo, conservadoras y hasta cierto punto machistas, una mujer lo tiene difícil. Poco a poco, me gustaría que probase duatlón o triatlón”.