Sanidad

Ventilar sin pasar frío es posible

Llega el frío. Y el debate es cómo ventilar aulas, oficinas y espacios cerrados, pero… ¡no pasar mucho frío! Ricardo Díaz Martín, concejal portavoz de Ciudadanos en Boadilla del Monte, decano del Colegio de Químicos de Madrid y catedrático en UDIMA, es experto en la materia y nos cuenta cómo hacerlo correctamente.

 

Ricardo Díaz Martín es el concejal (Ciudadanos) más mediático de la corporación. Antes de la covid, era habitual en programas de televisión en los que como experto analizaba la composición química de distintos productos (drogas, fármacos, detergentes…) y sus consecuencias sobre nuestra salud.

Ahora analiza casi a diario los datos de evolución de la pandemia o nos explica cómo evitar la concentración de aerosoles (gotitas minúsculas) en espacios cerrados y evitar así contagios de covid. Una estrategia que, junto con el uso de las mascarillas, el distanciamiento social y la higiene de las manos, se ha demostrado eficaz para frenar la pandemia.

Sobre este tema ofreció una videoconferencia el pasado 10 de noviembre con la Asociación de AMPAS del municipio, a los que explicó las claves para ventilar las aulas sin pasar frío y reducir la posible carga viral. “Cada lugar tiene su propia morfología y debería ser un experto el que determine cómo hacerlo”, afirma. Sus consejos para hacerlo correctamente:

  • Se debe calentar por la parte baja de la sala. Se genera así una convección natural: el aire caliente asciende y sube hacia arriba los aerosoles (si se calienta por arriba, como el aire caliente tiende a subir, se concentran abajo los aerosoles).
  • Debe haber huecos en la parte contraria de la sala para que el aire salga por ahí. “No es necesaria mucha corriente para que salga. El aire se mueve en un régimen imperceptible laminar, pero suficiente para que se generen ocho renovaciones por hora”, explica.
  • Se puede saber la concentración de aerosoles en el ambiente de manera indirecta: midiendo la concentración de CO2 que emitimos al respirar en la sala. En exterior, la concentración normal está entre los 350-400 ppm (partes por millón). En un aula o espacio de trabajo cerrado, nunca se debería superar los 700 ppm. “Lo suyo es tener un medidor de CO2, y cuando alerte, hacer una apertura mayor de las ventanas. En menos de cuatro minutos habremos renovado totalmente el aire de la sala y será más complicado que se produzca el contagio”, asegura.
  • Por último, conviene tener “equipos de higienización del aire eficaces contra los patógenos, inocuos para la salud de las personas y certificados”.

El comedor, un espacio críticoOjo con el comedor en los colegios. “Es un espacio crítico. Están sin mascarillas, elevan más la voz para entenderse y es un espacio cerrado, así que ahí es importante todo”.

Termina recordándonos que el riesgo cero no existe, pero tomar estas medidas preventivas ayuda a rebajar mucho la exposición al virus y crear un entorno más seguro.