Boadilla y su historia

Los retratos del infante don Luis de Antonio González Ruiz

Antonio González Ruiz (1711-1788) fue un reconocido pintor de la primera mitad del siglo XVIII que realizó dos retratos del infante don Luis a lo largo de su vida. El primero, del infante como cardenal, datado en 1742; y el segundo, cuando don Luis rondaba los cuarenta años (hacia 1768).

 

De origen navarro, con tan solo 15 años lo encontramos ya en Madrid en la escuela de Miguel Ángel Houasse, pintor francés que llegó a España tras la Guerra de Sucesión y que retrató a varios miembros de la familia de Felipe V. Tras continuar su formación en París, Roma y Nápoles regresa en 1737 a Madrid, y en 1739 entra en el círculo palatino decorando al fresco una sala para la boda del infante don Felipe, futuro duque de Parma.

Entre 1739 y 1744 debió realizar varias obras para la familia real, lo cual le supuso que en 1744, cuando se creó la Junta Preparatoria de la Real Academia de las Nobles Artes y que posteriormente cristalizaría en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, González Ruiz fuese elegido como director y profesor de la sección de pintura, cargo que desempeñó hasta su muerte, junto con Jean-Michel Van Loo, pintando en 1746 una alegoría de la fundación de dicha Junta Preparatoria por encargo de Felipe V y realizando numerosos dibujos que sirviesen de modelo a los alumnos.

En la Real Fábrica de TapicesEn 1756, el Rey Fernando VI le nombra su pintor de cámara con la nada desdeñable cantidad de 12.000 reales de sueldo. Sin embargo, lejos de retratar a la familia real, curiosamente su labor se centrará en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara con cuyos trabajos se abastecerá el Arzobispado de Toledo y los Reales Sitios de San Lorenzo de El Escorial y el Palacio de El Pardo, y donde coincidirá en 1776 con Francisco de Goya y con Francisco Bayeu.

González Ruiz pinta numerosos cartones, cerca de cien, que sirvieron de base para la confección posterior de tapices, si bien aquí su trabajo fue poco creativo ya que estaba condicionado por la imposición en la copia de modelos costumbristas de David Teniers y Philips Wouwerman, y por las pautas del pintor Antón Raphael Mengs, director artístico de la misma.

En 1760, tras recibir la medalla de oro de la Real Academia, se autorretrata orgulloso en una obra que se conserva en la Academia. En 1769, tras la votación y ratificación del resultado de la misma por parte del Rey Carlos III, será nombrado Director General de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, designación que compartirá junto con la de miembro Honorario de la Imperial Academia de las Nobles Artes de San Petersburgo (1761) y miembro de la Academia de San Carlos de Valencia (1768).

Primer retrato

El primero de los retratos que realizó al Real Infante Cardenal don Luis de Borbón y Farnesio fue en 1742, cuando éste contaba tan sólo con 15 años de edad. Se trata de una obra de buen tamaño, con 210 cm de altura y 147 cm de ancho, que actualmente se encuentra en el Meadows Museum de Dallas (USA) tras la donación realizada a este museo por parte de Coronel C. Michael Paul y The Paul Foundation (Nueva York).

En esta obra González Ruiz desarrolla una apabullante decoración y ampulosidad propia del barroquismo de los retratos franceses de la época. El infante viste un enorme manto en seda carmesí que artificiosamente además de envolver al personaje se apoya en un gran sillón y cae sobre el suelo. Sobre los hombros se dispone una especie de muceta en pelo blanco de armiño, que intencionadamente deja ver el pintor, y por encima las cruces y bandas de las órdenes de San Genaro, Saint Sprit y Toisón de Oro.

Bajo todo ello se dispone un roquete de magnífico trabajo de encaje, mientras sobre la cabeza se intuye el solideo y en la mano derecha el Infante porta el birrete plegado. Así se representa la pompa y fastuosidad que corresponde al infante, no ya como arzobispo de Toledo y de Sevilla, si no como cardenal de la iglesia de Santa María della Scala de Roma. La escenografía se complementa con una ficticia arquitectura clásica que incorpora una gran columnata con telas de seda y terciopelo rojo, cuya volubilidad se perfecciona con los objetos cultos que se disponen sobre la rica consola dorada: un magnífico reloj inglés, libros de historia sagrada y una escribanía. Distintos autores coinciden en señalar un fuerte influjo francés en el tratamiento de la obra, incluso muy cercano a Louis-Michel Van Loo, pintor de cámara primero de Felipe V desde 1737 y hasta su fallecimiento, y posteriormente de Fernando VI hasta 1752.

 

Segundo retrato

El segundo de los retratos pintados por Antonio González Ruiz al infante don Luis se trata de un óleo sobre lienzo con unas dimensiones de 107 x 83 cm.

En esta ocasión aparece el infante de medio cuerpo girado hacia la izquierda y en la casaca de color gris lleva prendidas las grandes cruces en oro y diamantes de las órdenes de Santo Sprit y San Genaro, mientras que de un ojal de la chupa cuelgan las insignias del Toisón de Oro y de la orden de Santiago. A su vez porta cruzadas sobre el pecho las bandas de San Genaro y Santo Sprit.

 

El pintor ha reflejado en el cuadro dos de las aficiones del infante, por una parte, la construcción de relojes, como queda atestiguado por el reloj dorado sobre una consola; y por otra el dibujo, como viene a demostrar el lápiz sobre unas cuartillas con dibujos y esbozos.

Se desconoce la cronología de esta obra, si bien sería anterior a 1768 ya que en la relación de méritos que presentó Antonio González en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para ocupar el puesto de director general, ya figuran los dos retratos del infante don Luis. No obstante, la edad que refleja el rostro del Infante en esa obra nos indica que estaría cercano a la cuarentena, por lo que debió ser pintado en fecha cercana a 1768.

 

El recorrido de los cuadros

Estas dos obras de Antonio González Ruiz colgaban en 1899 en las paredes del denominado “Salón Grande” del piso principal del palacio de Boadilla del Monte, tal y como consta en el Catálogo o inventario de los lienzos que forman la colección de pinturas del palacio de Boadilla a cargo del conservador Felipe Barea.

En dicho registro consta con el número 227 el retrato del infante adulto y con el número 118 el del Real Infante Cardenal. Este inventario se realizó con fecha 31 de mayo de 1899 con motivo del reparto de la herencia de Carlota Luisa Godoy Borbón (1800-1886), único vástago de María Teresa de Borbón y Vallabriga, condesa de Chinchón e hija del infante don Luis.

Los hijos de Carlota Luisa, Adolfo y Luis Rúspoli, recibieron, el primero, el cuadro del infante cardenal; y el segundo, el lienzo del infante de adulto.

La hija de Adolfo, María Teresa Rúspoli y Álvarez de Toledo, se casó con el conde de Chappuis de Maubou, quien heredaría el cuadro y cuyos herederos vendieron en París a la compañía Wildenstein & Co de Nueva York. Esta a su vez se lo vendió al Coronel C. Michael Paul y la Fundación Paul, quien lo cedió en depósito al Meadows Museum de Dallas (USA), donde hoy se encuentra.

Por su parte, Luis Rúspoli y Godoy inició una rama italiana que se extinguirá sin descendencia ya en los años 70 del siglo XX, retornando el cuadro del infante don Luis adulto a la familia Rúspoli española, que es quién lo tiene en la actualidad.