Las escenas del Quijote en la azulejería sevillana tienen un punto de partida con las 368 piezas que decoran los bancos de la denominada Glorieta de Cervantes en la plaza de América del Parque de María Luisa en Sevilla, y que fueron diseñadas en 1913 por el pintor ceramista Pedro Borrego Bocanegra para la fábrica de Ramos Rejano.
El éxito de estos azulejos supuso un gran desarrollo y producción de estas escenas quijotescas, no solo por parte de la fábrica de Ramos Rejano sino también por otras sevillanas como Rodríguez y Compañía, Montalván y Mensaque, representando así un símbolo de la cultura hispánica que se difundirá tanto por España como por Hispanoamérica.
Los 52 azulejos de la cocina del palacio de Boadilla se corresponden al período comprendido entre 1913, en que se inició esta exitosa producción temática, y 1922, en que falleció Manuel Ramos Rejano y la fábrica paso a tener otra denominación.
Francisco Pérez Cabrera señala en su estudio de 2007 titulado Don Quijote en los espacios públicos sevillanos. Estudio de los materiales didácticos (actas del Congreso Cervantes, El Quijote y Andalucía, Sevilla), que los diseños de estos azulejos cervantinos responden a “...copias simplificadas de cuadros, grabados o bocetos de autores más o menos conocidos, de fines del XIX o comienzos del XX...”, e incluso que el pintor de los azulejos, Pedro Borrego, “... debió inspirarse en el llamado Quijote del Centenario de Ricardo López Cabrera, publicado en ocho tomos, cuatro de ilustraciones, que van apareciendo en Madrid entre 1905 y 1908”.
Los azulejos de la cocina del palacio de Boadilla del Monte debieron colocarse en alguna pequeña reforma de este espacio acometida en un momento entre 1913 y 1922 y responde a la expansión del modelo regionalista historicista andaluz. Representan diversas escenas reconocibles del Quijote, si bien entre los 52 azulejos de la cocina hay varias repeticiones de algunos de ellos.