La oferta educativa pública de Boadilla del Monte incluye cinco colegios de educación infantil y primaria y tres institutos de educación secundaria. Centros creados a partir de 1999 con la transformación del entorno rural que rodeaba el casco antiguo en nuevas zonas residenciales. A medida que la población crecía, se empezaron a abrir colegios. El García Lorca en 2001. Luego vendría el Teresa Berganza (2003), el Agora (2005) y el IES Arquitecto Ventura Rodríguez (2003). Años más tarde llegarían los concertados: el Casvi (2005), el Quercus (2006) y Hélade (2007). Y hace dos años se inauguró el IES Isabel la Católica, en Valenoso.
Si a esto le sumamos las tres escuelas de educación infantil públicas, la enseñanza pública acoge al 35,5% del alumnado en Boadilla; la concertada representa el 30,8% y la privada el 33,7%.
En Boadilla del Monte, el 35,5% de los alumnos va a centros públicos, el 30,8% a concertados y un 33,7% a privados
La pandemia también ha sido un reto para la escuela pública. Con un equipamiento tecnológico, en general, más precario que la privada y la concertada, cada uno ha salido adelante gracias al esfuerzo de alumnos, profesores, familias y usando la tecnología disponible: el portal de la Consejería de Educación y las plataformas más populares para impartir clases no presenciales (Classroom, Zoom, Jitsi, Teams…).
Mª Xili Tapia, directora del CEIP José Bergamín, recuerda cómo fueron esas primeras semanas de estado de alarma en marzo. “La verdad es que no estábamos preparados para una enseñanza online en infantil y primaria. Lo hemos solventado más con voluntad que medios y metiendo muchas más horas debido a que la conexión al principio con Educamadrid falló muchísimo, porque tampoco estaba preparada la plataforma para soportar a todo el personal metido a la misma a la vez. Tuvimos que utilizar nuestros dispositivos personales y había profesorado que tampoco disponían de una buena conexión a internet. Fue muy estresante la situación, la verdad”, reconoce.
“La suerte que hemos tenido –añade– es que debido a la zona en la que estamos, muchas familias tenían dispositivos electrónicos, pero no para cada miembro de la familia (padres teletrabajando mientras el alumnado se tenía que conectar)”. Así que en casa también han tenido que organizarse.
En el Teresa Berganza, su directora, Eva Galán, nos cuenta que llevaban ya “varios años trabajando con dispositivos electrónicos en el aula en determinados casos. Pero sí costó adaptarse al principio de la pandemia”. En septiembre, con la experiencia del curso pasado, se unificó plataforma y creó una agenda virtual.
Aunque tenían dispositivos, en verano se compraron, con los recursos del propio centro, 70 portátiles puestos a disposición de los profesores y aquellos niños que lo necesiten. Posteriormente, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento les han facilitado más.
El centro cuenta con más de 200 dispositivos móviles con conexión a Internet a disposición de alumnos y docentes para sesiones no presenciales o la realización y entrega de tareas mediante las plataformas Classroom (en primaria) y Padlet (en infantil).
En el caso del IES Isabel la Católica, cuenta, como otros centros, con aulas equipadas con cámara y micrófonos para retransmitir las clases en directo. Con el estado de alarma las clases estuvieron suspendidas dos semanas, pero luego se retomaron con normalidad online gracias a la plataforma de Google.
Herramientas que ahora permiten seguir el día a día a los alumnos confinados por precaución si han estado en contacto con alguna persona con covid o aquellos enfermos.