Lleva sujetando un arco desde los ocho años. Ahora con 17 vive en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) Joaquín Blume de Madrid, junto al Consejo Superior de Deportes. Así puede compatibilizar su dedicación profesional al tiro con arco con el segundo curso del Bachillerato de Ciencias.
Esta joven vecina lo tiene muy claro. No quiere colgar los estudios sino continuar y licenciarse en Psicología. Sin olvidar, por supuesto, su carrera como arquera profesional.
¿Cómo descubriste este deporte?
Fue gracias a mi padre, que se apuntó a un curso. Le gustó tanto que nos inscribió también a mi hermana y a mí. Yo tenía ocho años. Y ahí sigo. He entrenado en el Club Arco Boadilla y en la Federación Madrileña, donde continúo.
"Este deporte es muy mental. Y aunque esa es la parte más difícil al mismo tiempo me da paz"
¿Qué tipo de arco usas? Desde el principio elegí el arco recurvo, el que se usa en las olimpiadas [sus extremidades curvas, en dirección opuesta al arquero cuando se destensa, hace que almacene y entregue mucha energía a la flecha].
¿Qué es lo que más te gusta de este deporte? Todas las oportunidades que te da de viajar y tener experiencias nuevas. Además, estar tras el arco me aporta tranquilidad. Es un deporte muy mental. Y aunque esa es la parte más difícil al mismo tiempo me da paz.
¿Cómo son tus entrenamientos?Practico muchas horas cada día, entre 6 y 7, para mejorar la técnica, la coordinación, la precisión, procesos mentales y estrategias para la competición que varían según sean al aire libre o indoor... Además, voy al gimnasio, al fisioterapeuta y al psicólogo. Eso sin contar las clases de Bachillerato y el tiempo que dedico a estudiar (sonríe).
Te queda muy poco tiempo libre, entonces.Realmente tengo libre los jueves y sábados por la tarde, y los domingos. ¡Eso mientras no haya campeonatos (ríe)! Pero aprovecho muy bien los momentos que tengo para mí. Me gusta apartarme de mi rutina y hacer planes con mis amigos. Y, como vivo fuera de casa, en la residencia del CAR, me encanta dedicar tiempo a mi familia.