Los cinco kilómetros de recorrido, en la zona de Valenoso, estaban salpicados cada 1.000 metros por las Holi Blitz, las estaciones de pintura desde las que se llenaba de polvo Holi a los alegres corredores.
Una ocasión que muchos aprovecharon para hacer la croqueta por el suelo e inmortalizar el colorido momento.
La llegada a meta marcó la parte más refrescante del trazado, el avituallamiento líquido del patrocinador del evento, acompañado de música y baile hasta mediodía.
También hubo ocasión de disfrutar de los vistosos Holi Boom (lanzamientos colectivos de polvos de colores en los que participan todos los asistentes).
A la llamada de la Holi Life acudieron familias provenientes de toda la Comunidad de Madrid y de diversos puntos de España, grupos de amigos, muchos jóvenes o incluso hubo quien vino acompañado de su mascota.
Y multitud de corredores acudieron disfrazados a esta peculiar cita.