El número que nos interesa es el 154 correspondiente al mes de marzo de 1916 en el que Ricardo del Rivero Iglesias firma un reportaje sobre una cacería que partió del Palacio del Infante don Luis en Boadilla del Monte. Del Rivero era un funcionario de Hacienda que también ejerció de reportero y fotógrafo en La Ilustración Española y Americana, Blanco y Negro y Gran Vida, recibiendo diferentes premios por sus trabajos fotográficos.
El artículo, de cuatro páginas, lleva por título La clausura de la caza y versa sobre la importancia de la finalización de la temporada de caza en lo que se considera un auténtico acto solemne.
La Sociedad de la Caza, organizadora de estos eventos, tenía un chalet frente a la antigua Venta de la Rubia (todavía hoy existente y dedicada a la cría caballar), situada en el km 10,6 de la carretera de Extremadura, en el término municipal de Alcorcón, donde acudían las “...más lindas muchachas y los más apuestos mancebos de nuestra aristocracia...”.
A pesar de que el chalet se había perdido en un incendio, el domingo 12 de marzo a las dos de la tarde y “...sin arredrase por la lluvia...”, S. M. la reina Victoria, las infantas doña Luisa y doña Beatriz, los infantes don Carlos y don Alfonso y gran número de cazadores de ambos sexos –ellas vestidas de amazonas en color negro y ellos con sus casacas en color rojo y blancos calzones– “...salieron a galope detrás de los perros..”, todo ello organizado por el marqués de la Mina, el conde de Torre Arias y Carlos Barbería.
Pero el autor del artículo nos cuenta que la cacería solo era un pretexto ya que el objeto principal era la fiesta preparada en el palacio de Boadilla del Monte, que había sido cedido para el evento por los herederos del Duque de Alcudia.
En los salones de la planta baja se dispusieron las mesas para servir la espléndida merienda a los cazadores e invitados. Tras la merienda, se retiraron las mesas y comenzó la música madrileña de dos organillos, “...se olvidó la etiqueta, imperó la democracia y desde S. M. el Rey, que había acudido a Boadilla a última hora, después de presidir una solemnidad académica, hasta el último de los invitados, todos se confundieron bailando sobre las viejas baldosas del salón chotis y habaneras con el mismo clasicismo que en las verbenas los bailan los hijos del pueblo de Madrid..” “...el rey con uniforme de marino, que alguien encontró muy oportuno dada la cantidad de agua que caía...”.
Las cinco fotografías que incorpora el artículo se toman en los jardines del palacio de Boadilla
Las palabras y la prosa de Ricardo del Rivero son exquisitas y gráficas. La fiesta acabó con la noche y al final del artículo se consignan los participantes, todos ellos de lo más granado de la aristocracia y alta burguesía madrileña.
Las cinco fotografías que incorpora el artículo se toman en los jardines y nos muestran a los cazadores posando en la puerta del palacio que da a los jardines, montados a caballo y con la jauría de perros, presidiendo algunas de las escenas la propia reina Victoria. Como curiosidad, señalaremos el importante parterre hoy desaparecido, que transcurre adosado a la fachada del palacio que da al jardín, como se ve en la imagen superior.