Con diecisiete años comenzó su andadura como cronista taurino del diario El Imparcial, y tras su encuentro con Manuel Delgado Barreto, director del diario La Nación, se inició como reportero gráfico en dicho periódico. A partir de ahí, y al trabajar por libre, también publicaría sus trabajos en otros diarios como La Tierra, Diario Universal, Estampa, ABC y Luz. En 1935, Vicente Gállego Castro, director del diario Ya, le contrató para que dirigiese el servicio fotográfico del periódico, trabajo que realizó hasta su jubilación en 1974.
Santos Yubero nunca se decantó políticamente, a pesar de que durante la Guerra Civil colaboró en los diarios republicanos y fue nombrado secretario de la Unión de Informadores Gráficos de Prensa (1937-1938). Sin embargo, su trabajo para la Editorial Católica le supuso su encarcelamiento en 1936, teniendo que intervenir el socialista Indalecio Prieto en su liberación.
Llegaría a ser el fotógrafo de cabecera de Carmen Polo, la mujer de Franco, lo que le facilitó buenos contactos profesionales
Se especializó en espectáculos como teatro, cinematografía y tauromaquia, disciplina esta última de la que era un gran aficionado, llegando a colaborar en los semanarios taurinos El Ruedo y Dígame, e incluso a publicar en 1947 el libro Manolete, el artista y el hombre con fotografías y dibujos sobre las artes del diestro.
Santos Yubero llegaría a ser el fotógrafo de cabecera de Carmen Polo, esposa del Jefe del Estado, lo cual le granjeó muy buenos contactos a lo largo de parte de su vida profesional. Se movía bien en todo tipo de ambientes y por eso su trabajo supuso una auténtica crónica fotoperiodística de Madrid entre los años 40 y 60 del siglo XX. Retrató a los escritores, actores, cantantes y artistas más importantes de la época.
Pero si por algo destaca y era respetado por sus compañeros, era por que supo captar la dura posguerra en la capital y sobre todo la vida cotidiana y real de Madrid, de tipos populares y corrientes, pero también donde las fiestas, verbenas, el asueto y la diversión tenían un hueco.