Boadilla y su historia

Imágenes estereoscópicas

El que suscribe ha adquirido en subasta dos imágenes estereoscópicas muy interesantes de Boadilla del Monte. Una del palacio del infante don Luis; y la otra, de la iglesia del antiguo Convento de la Encarnación de las Carmelitas Descalzas. Por ahora, son las imágenes conocidas más antiguas del municipio.

 

La estereoscopía se conoce desde que el matemático y geómetra Euclídes realizó en el siglo III a. C. algunas formulaciones sobre la visión binocular, que continuaría el médico Galeno en el siglo II d.C. y otros investigadores de renombre posteriormente, como el propio Leonardo da Vinci.

La visión estereoscópica se basa en la relación óptica entre dos imágenes con una disfunción de campo mínima, que mediante un visor o estereoscopio se ve una única imagen representada en tres dimensiones.

Desde que Charles Wheatstone en 1832 inventó un aparato que permitía la visión tridimensional de una imagen compuesta por dos dibujos, y hasta 1860, que supuso el gran desarrollo y popularización de la fotografía estereoscópica, se realizaron numerosos avances en este sentido.

Los pares estereoscópicos son un antecedente directo de la conocida tarjeta postal

Los pares estereoscópicos, así denominados, de lugares pintorescos, producidos de forma fotomecánica, fueron un gran negocio editorial en las ciudades más importantes de Europa, siendo un antecedente directo de la conocida tarjeta postal.

A partir de 1880 la generalización de la fotografía entre el público implicó todavía un aumento mayor de las imágenes estereoscópicas que perduró hasta finales de la Segunda Guerra Mundial.

William C. Darrah, en su completa obra titulada The World of Stereographs (W.C. Darrah, Publisher. Gettysburg, Pennsylvania, 1977), señala que las fotografías estereoscópicas montadas sobre cartón o papel grueso de diversos colores y con imágenes con las esquinas redondeadas se datan entre 1868 y 1890.

Esto nos lleva a considerar que las fotografías que nos ocupan de Boadilla del Monte pueden adscribirse a ese período y sean, probablemente, las más antiguas conocidas por el momento de esta localidad.

De Boadilla

Las fotografías estereoscópicas correspondientes a la iglesia del antiguo Convento de la Encarnación de Carmelitas Descalzas presentan en su parte trasera la leyenda escrita con pluma: “Altar del convento de Boadilla del Monte”.

 

Se trataría del altar que se localizaba en el lateral izquierdo del altar mayor, y que al igual que el resto de la imaginería de la iglesia, se destruyeron durante la Guerra Civil, por lo que esta imagen constituye un testimonio muy valioso para conocer el patrimonio religioso de Boadilla ya desaparecido.

La imagen nos muestra un retablo barroco profusamente decorado, cuyo ático comprende una magnífica rejería que hoy en día se encuentra tapiada y que al igual que otras existentes en la iglesia permitiría a las monjas asistir a las celebraciones religiosas sin ser vistas. Presenta un solo piso y también una única calle central, donde se localiza una imagen de la virgen sosteniendo en el brazo izquierdo al niño Jesús y ambos portando sendas coronas de bronce o latón. Todo ello, dentro de un edículo que sobresale del retablo y que se remata por un copete con una cruz y querubines.

Tras la imagen de la virgen se aprecia una trasera acristalada que podía dar a algún otro espacio conventual. El retablo presenta una abigarrada decoración vegetal con roleos y volutas característica del siglo XVII, todo ello dorado y pintado.

A los lados de la imagen principal, de menor tamaño y sobre dos pequeñas predelas, se encuentran las imágenes que identificamos como de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, fundamentales en el ámbito carmelitano.El banco del retablo incorpora un altar cuyo frente también estaba profusamente decorado.

La parte superior del retablo no se percibe en la fotografía que nos ocupa, pero gracias a otras imágenes antiguas sabemos que el retablo estaba coronado por el escudo nobiliario de Juan González de Uzqueta y Valdés, que junto a su esposa María de Vera Barco y Gasca, señores de la Villa de Boadilla del Monte, fundaron el convento en 1670. Los escudos de ambos se encuentran insertos en la fachada de la iglesia, correspondiendo el de la izquierda a González de Uzqueta y Valdés. Se compone de cuatro cuarteles: uno con cinco leones rampantes, otro con dos castillos, otro con cinco panelas u hojas y otro con una cruz hueca y floreteada. Delante del blasón de los González de Uzqueta se dispone el escudo de los Valdés con tres fajas con rosas

 

Los jardines

Por su parte, la fotografía del palacio de Boadilla del Monte refleja el cuartel suroeste de la segunda terraza del jardín y está tomada desde un plano superior situado en el extremo suroeste de la primera terraza.

En la parte trasera de la fotografía figura escrita con pluma la leyenda: “Jardines del Palacio de los Duques de Chinchón en Boadilla del Monte".

 

Se aprecia con claridad la distribución en ocho triángulos con sus respectivas calles que se distribuyen radialmente y que coincide con el plano más antiguo que conocemos de este espacio, fechado en 1868.

Este plano nos indica que cada cuartel o triángulo estaba destinado a huerta y se delimitaba mediante árboles frutales de porte bajo. Esta circunstancia se observa claramente en la imagen, lo cual nos induce a considerar la fecha de la realización de esta fotografía estereoscópica cercana a la del plano citado. Si bien esta distribución se constata en 1868, diversos autores, como Lucia Serredi y José Luis Sancho, avalan en diversas publicaciones que debió ser la misma distribución y usos que en época del infante don Luis en la década de 1760.

Se trata de una imagen bucólica de un importante y muy cuidado jardín hortícola, destinado al paseo, la producción y el disfrute visual. La exuberancia de la vegetación es tal que incluso tapiza probablemente con rosales, la balaustrada de la primera terraza del jardín y la de la escalera de bajada a la segunda terraza. En el lateral izquierdo de la fotografía se observa a un labriego con faja de color negro, que entre la densa vegetación laborea la huerta.