Boadilla y su historia

Felipe de Castro: escultor del rey y del infante don Luis

Felipe de Castro (Noya 1704- Madrid 1775) fue el escultor que trabajó para el infante don Luis en su Palacio de Boadilla del Monte, siendo el autor de los ángeles de la capilla y de la denominada Fuente de las conchas, que estuvo en el jardín del palacio y ahora se encuentra en los jardines del Campo del Moro en el Palacio Real de Madrid.

 

Felipe de Castro se formó inicialmente con su abuelo y posteriormente con dos importantes escultores gallegos de la época: Diego de Sande y Miguel de Romay. Tras su paso por Lisboa y Sevilla, trasladó su formación a Roma en 1733, gracias a las cartas de recomendación de Andrea Procaccini, pintor de cámara del rey Felipe V, y de Francisco de Vieria de Matos, pintor de cámara de Juan V de Portugal.

Durante su larga estancia de trece años en Roma trabajará con algunos de los más importantes escultores de la ciudad eterna: Giuseppe Rusconi, Filippo della Valle, Giovani Maini y donde conocerá a Anton Raphael Mengs, todo lo cual contribuirá a configurar su estilo pero  “más sereno, menos violeto y atormentado que el de los escultores italianos”, tal y como dice su biógrafo Claude Bédat.

Tras ser elegido miembro de la prestigiosa Academia de San Lucas en 1746, será llamado a Madrid para trabajar junto con Juan Bautista Sachetti en el nuevo Palacio Real.

Escultor del rey

Ya en Madrid realizará dos retratos del rey Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza que hoy podemos contemplar en las Reales Salesas de Madrid y que supondrá su designación como escultor de cámara del rey. A partir de entonces, será el encargado junto con el italiano Juan Domingo Olivieri de dirigir el insigne proyecto de esculpir 94 estatuas en piedra caliza de Colmenar de Oreja, por parte de los mejores escultores del momento y ejecutar ambos algunas de ellas.

La mayoría de estas esculturas debían colocarse en la balaustrada de coronación del nuevo palacio real en Madrid, siguiendo el programa del erudito Fray Martin Sarmiento (1695-1772) a quien se había encargado el desarrollo iconográfico del nuevo palacio cuyo eje fundamental era la alegoría de la monarquía hispana, con un fin político y didáctico.

Posteriormente, en 1760, Carlos III decidió retirar las esculturas de las cornisas buscando dar un aspecto más clásico al palacio; si bien la tradición apunta a que la Reina Madre, Isabel de Farnesio, soñó que tras un terremoto las esculturas caían de las balaustradas del palacio, por lo que solicitó a su hijo su retirada.

Tras su almacenamiento y dispersión por los jardines de El Retiro, Aranjuez y Toledo, algunas de estas esculturas volvieron a colocarse en el remate del palacio real 1973. Otras hasta el momento no se han localizado.

 

Real Academia de Bellas Artes de San Fernando

En 1752, año de la fundación oficial de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el rey Fernando VI nombró director de escultura de la Academia a Felipe de Castro y en 1763, con Carlos III, accedió al cargo de director general.

Además de su actividad académica, durante la que escribió varios tratados de escultura, su labor se desarrolló ampliamente en el ámbito del retrato de la que se conserva un buen repertorio en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Felipe de Castro inició una importante polémica en la Real Academia, junto al arquitecto, Ventura Rodríguez

Felipe de Castro inició una importante polémica en la Real Academia ya que en los primeros estatutos de ésta (1751), estaba dirigida por y para los artistas. Sin embargo, en la reestructuración de 1757, con los nuevos estatutos la responsabilidad última no era de los artistas profesionales sino de los denominados consiliarios; es decir, de la nobleza.

Esta circunstancia fue muy criticada, entre otros, por de Castro lo que le supondría la animadversión de los consiliarios hasta el punto que en 1759, tras una importante discusión entre Ventura Rodríguez y Felipe de Castro de una parte, y el alumno Juan Graef de otra, este último acabase en la mazmorra de la Academia castigado por de Castro, lo cual fue aprovechado por los detractores del arquitecto y del escultor para que fuesen suspendidos ambos profesores de voz, voto, asiento en las Juntas y sueldo durante medio año.

Tras varios meses sin pedir perdón por parte de los condenados, Carlos III resolvió el destierro de ambos a quince leguas de Madrid y de los Reales Sitios, acabando éstos en Valladolid desde donde solicitaron el perdón levantándoseles así 18 días después el castigo y retornando a Madrid.

 

Amigo de Ventura Rodríguez

De Castro mantuvo una intensa amistad con Ventura Rodríguez hasta el punto que le nombró uno de los albaceas de su testamento. E incluso ambos llegaron a ser acusados de masones.

Rodríguez incluyó en muchos de sus encargos a Felipe de Castro para desarrollar el programa escultórico. Así ocurrió en la Iglesia de San Marcos (Madrid), el convento y seminario de Padres Agustinos (Valladolid), el órgano del Palacio Real de Madrid, las esculturas para la arquitectura efímera en la calle de Alcalá para celebrar la llegada de Carlos III a Madrid, la iglesia del monasterio de la Encarnación de Madrid y el palacio del infante don Luis en Boadilla del Monte, amén de otros proyectos que no llegaron a ejecutarse.

 

En la capilla del palacio…

Felipe de Castro se encargará de esculpir dos ángeles en mármol de Macael (Almería) que rematan el gran marco de bronce sobre el altar mayor de la capilla del palacio de Boadilla, diseñado por Ventura Rodríguez.

Muy probablemente también a él correspondan los amorcillos o putis de estuco que portan ramas de palma y azucenas, representando así el dogma de la Inmaculada Concepción de María, y que se encuentran coronando el altar mayor, decorando las pechinas que sostienen la cúpula de la capilla y en los cuatro óculos que se abren en la cúpula.

Los ángeles de mármol se disponen en modo muy similar a los esculpidos por Pedro Hermoso en la iglesia de San Justo y Pastor, hoy Basílica Pontificia de San Miguel, cuya construcción fue patrocinada por el infante don Luis cuando era arzobispo de Toledo, que a buen seguro quiso para su capilla del palacio de Boadilla una disposición análoga.

De igual modo, los amorcillos de estuco de la capilla del palacio de Boadilla guardan gran semejanza con los de mármol de la iglesia del Monasterio de la Encarnación de Madrid, que realizó de Castro en la reforma de Ventura Rodríguez.

 

La Fuente de las Conchas

A Felipe de Castro también se le encargó esculpir la magnífica fuente diseñada por Ventura Rodríguez para la primera terraza del jardín del palacio de Boadilla. La conocida como Fuente de las conchas debió comenzarse después de la construcción del palacio ya que la finalizaría en 1776 el escultor Manuel Álvarez, conocido como El Griego, artífice de la fuente de Apolo del Paseo del Prado de Madrid y discípulo de Felipe de Castro, quien había fallecido en 1775.

La fuente de mármol blanco cuenta con un pedestal central que sujeta tres tazas circulares cuyas dimensiones disminuyen a medida que aumentan en altura. En la pila inferior, decorada con ovas, se disponen tres tritones infantiles que sostienen grandes conchas.

La pilastra central incorpora tres grandes conchas, tortugas, delfines y tres representaciones de tritones ancianos (dios griego del mar, hijo de Poseidón y Anfitrite) que sostienen sobre sus cabezas cestas de frutas.

La segunda taza es más plana y ricamente labrada con conchas y bogavantes. La columna central, representa el tronco de una palmera y asciende rodeada de tres ninfas que con sus brazos sostienen el último pilón que a su vez descansa en las hojas de la palmera. Un último tritón infantil remata el eje central sujetando entre sus brazos un delfín en cuya boca hay un surtidor de agua.

Durante los trabajos de recuperación del jardín de la primera terraza del palacio de Boadilla, en el año 2013, se pudo documentar arqueológicamente bajo el suelo de la actual fuente la importante infraestructura circular construida de ladrillo que sustentaba la Fuente de las Conchas y distribuía el agua.

En 1832, la hija pequeña del infante, María Luisa, y su esposo, se la regalaron al rey Fernando VII. Está en el Campo del Moro desde 1848.

En 1832, ya fallecido Luis María de Borbón y Vallabriga, arzobispo de Toledo y de Sevilla e hijo mayor del infante don Luis; exiliada en Francia su hermana María Teresa de Borbón, condesa de Chinchón; será la hija pequeña María Luisa y su esposo, ambos duques de San Fernando de Quiroga, quienes regalen al rey Fernando VII la fuente de las Conchas o fuente de Mármol, también denominada así en algunos inventarios; por esa razón se sustituye la fuente de Ventura Rodríguez por la existente actualmente de hierro.

Fernando VII  se la regaló a su vez a su esposa, quién la llevó a la finca de Vista Alegre, colocándola en el centro de una pequeña plaza circular diseñada ex profeso en la esquina noroeste del denominado jardín de juegos.

En 1847, siendo la posesión de Vista Alegre propiedad de la Reina Isabel II y su hermana María Luisa Fernanda de Borbón, el arquitecto Narciso Pascual y Colomer proyectó la colocación de las fuentes de los tritones (procedente del jardín de la Isla de Aranjuez) y de las conchas en el eje principal de los jardines del Campo del Moro del Palacio Real de Madrid, donde puede contemplarse hoy en día.