La energía solar fotovoltaica produce electricidad para poderla emplear en el funcionamiento de los distintos aparatos que usamos en nuestro hogar o empresa.
El borrador del Real Decreto que ha presentado recientemente el Ministerio de Industria propone unas prestaciones a las compañías eléctricas totalmente desproporcionadas y que ha originado una airada protesta de todo el sector, además de ir en contra de la filosofía de la Unión Europea.
Resulta además que todos los partidos políticos, a excepción del que sustenta al Gobierno, están totalmente en contra del citado borrador... a cinco meses de las elecciones generales.
Por otro lado, cabe recordar el dicho de que “no se pueden poner puertas al campo”. Es absolutamente irracional que nuestro país no apueste decididamente por el uso de una energía limpia, a coste cero, con gran incidencia sobre la creación de un empleo cualificado y en la que somos una potencia de primer orden en cuanto a investigación y desarrollo.
Por todo lo anterior, pensamos que ese borrador nunca será publicado en el BOE.
Sin embargo y por fortuna, también tenemos la energía solar térmica, sobre la que no existe ninguna amenaza normativa y que incide directamente sobre la producción del agua caliente, un importante apoyo a la calefacción que, en verano, puede destinarse incluso a calentar la piscina.
Este sistema va ganando adeptos día a día. Sólo hay que preguntar a quien ya la utilice acerca de los ahorros que le reporta sobre la factura del gas, del gasóleo, y no digamos de la electricidad: son extraordinarios.
Si a eso le sumamos el aumento de crédito a familias y PYMES, que hace innecesario el desembolso para la inversión, haciendo que la cuota del periodo de amortización se cubra holgadamente con los ahorros, podemos hablar de un sistema altamente eficiente y que revaloriza nuestro hogar.
Y como siempre decimos en estas páginas, aportando nuestro granito de arena a la conservación del medio ambiente.