Cultura

El relicario de las monjas cistercienses, declarado Bien de Interés Cultural

El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha declarado hoy Bien de Interés Cultural (BIC) el conjunto que compone el relicario del monasterio del Santísimo Sacramento de las religiosas Bernardas, situado en el Cerro del Mosquito en Boadilla del Monte. Una sorprendente estancia que conserva numerosas reliquias y objetos, alguno de gran calidad artística, acumulados a lo largo de la historia de esta orden desde su fundación en 1615.

 

El Relicario del Monasterio del Santísimo Sacramento, en el Cerro del Mosquito de Boadilla, es uno de los escasos ejemplos que se conocen de estancias especialmente diseñadas para conservar numerosas reliquias. Esta habitación  relicario, ahí ubicada desde 1979, conserva las trazas originales de los tiempos de la fundación. Un espacio que reúne piezas desde su origen en el siglo XVI hasta el siglo XX, y que no es habitual en templos de estas características, siendo más propio de conventos o monasterios de fundación real o por personajes de alta nobleza. Algo que hace de este Relicario del Monasterio del Santísimo Sacramento en Boadilla un ejemplo excepcional.

La estancia (en la imagen) mide 11,75 m de largo, 6,15 de ancho y 4,30 de alto. Sus cuatro paredes están cubiertas por paneles de madera dorada y el techo está decorado con pintura sobre lienzo. Dichos paneles y lienzos, junto con los diferentes bienes culturales que se guardan en su interior, conforman el conjunto de bienes muebles objeto de protección por parte de la Comunidad de Madrid.

Un conjunto de gran calidad artística, que se aprecia tanto en esa madera dorada que cubre sus muros y en la pintura que cubre el techo, de tipología manierista, y que algunos autores atribuyen a Juan Gómez de Mora; como en la cantidad de reliquias y objetos que contiene: 259 en total. Algunos proceden de talleres italianos del siglo XVII o de talleres madrileños cercanos a la Corte, incluyendo muebles excepcionales, como un armario-oratorio portátil o el mueble-retablo del altar mayor.

Ahora la Comunidad de Madrid lo declara BIC por ser uno de los escasos relicarios de conventos y monasterios ubicados en una estancia especialmente diseñada para exponer reliquias de santos. También se utilizaba para celebrar la liturgia monástica, siendo esta modalidad de relicario más propia también de monasterios de fundación real y de la alta nobleza.

Historia del monasterio

El Monasterio del Santísimo Sacramento fue fundado en 1615 por don Cristóbal Gómez de Sandoval y Rojas de la Cerda, primer duque de Uceda y valido de Felipe III, cargo en el que sucedió a su padre, el I duque de Lerma. Se situaba junto a su residencia, en la calle mayor de Madrid. De sus características estilísticas y algunas noticias documentales, se deduce que el relicario fue diseñado en los años fundacionales del monasterio.

El 21 de junio de 1615 se trasladó allí un grupo de religiosas procedentes del convento de Santa Ana de Valladolid, instalándose en unas casas que el duque había comprado para tal fin, junto a su palacio. Tal y como Patrimonio de la Comunidad de Madrid ha documentado, y de acuerdo a las características estilísticas del mobiliario que conforma el espacio, de la decoración del techo y de los relicarios que en él se contienen en su ubicación actual, se puede concluir que ya en 1616 debía de estar construido el relicario y que tenía funciones de iglesia para celebrar la liturgia monástica, aunque con carácter provisional.

El convento, parcialmente derruido durante la Guerra Civil, fue demolido en los años 70 para construir un bloque de apartamentos, salvándose la iglesia, que fue adquirida por el Ministerio de Defensa en 1979 para albergar la iglesia Arzobispal Castrense de la I Región Militar, función que desempeña actualmente.

 

En Boadilla desde 1979

Las monjas cistercienses descalzas que lo habitaban, más conocidas como Bernardas, se trasladan a Boadilla del Monte en 1979. El relicario se trasladó desde Madrid, pieza a pieza, hasta el convento de Boadilla donde se habilitó una estancia que reproducía la original. No fue esta la primera vez que se salvó. Y es que en la Guerra Civil uno de los operarios al servicio de las monjas en el convento de Madrid propuso ocultarlo para evitar su posible expolio durante la contienda. Se tapió ocultó la estancia, y eso permitió que se conservara intacto.

Y ahí, en el Cerro del Mosquito, ha estado desde entonces celosamente guardado por las monjas.

El año pasado, la media docena de monjas que lo habitaban, ya mayores, se trasladaron al convento de la orden en Casarrubios, el Monasterio cirterciense de Santa Cruz.

 

Venta de la parcela

Mientras tanto, después de estudiar distintas posibilidades, la parcela está en venta con el objetivo de conseguir fondos para el mantenimiento de la congregación.