Tanto el estanque como la noria forman parte de una compleja red de captación y distribución de agua procedente de los acuíferos subterráneos, de los arroyos y regatos cercanos... Y que daban servicio a las necesidades no solo del palacio, sino también de los jardines y las huertas. Todo este sistema hidráulico venía a completar el aporte de agua que se canalizaba mediante galerías subterráneas desde la gran fuente-aljibe, frente a la fachada del palacio, hasta el interior de este y los jardines y huerta.
En 2019 se llevó a cabo una intervención arqueológica dirigida por Victoria Martínez Calvo. Y en 2021 y 2022 se realizó otra actuación de la misma naturaleza y el seguimiento arqueológico de las obras de restauración, a cargo de Luis Fernando Abril Urmente. Estas investigaciones aportaron una gran cantidad de información para comprender estas estructuras hidráulicas.
La nivelación del terreno en esta zona con el objeto de construir el estanque y la noria, supuso excavar y generar un gran muro de ladrillo de contención de las tierras que conforman el nivel de acceso principal del palacio.
En este muro se aprecian los mechinales o huecos en los que se apoyaban las vigas de madera correspondientes a los edificios del siglo XX destinados a la vivienda del pastor conocido como Tío Frutos y al estabulamiento de ganado ovino, que allí se adosaban y que se demolieron hace escasos años.
En los sondeos arqueológicos excavados en esta zona se han recuperado fragmentos de azulejos con decoración pintada en color azul (en la imagen de arriba), característica del siglo XVII, y que probablemente procederían de la Casa o Palacio de las Dos Torres, anterior al Palacio del infante don Luis.