Urbanismo y vivienda

Repaso del césped de todos los parques

El Ayuntamiento de Boadilla del Monte realiza estos días trabajos de regeneración y mejora de las praderas de los parques de Boadilla. Durante el año, está previsto actuar en cerca de 50.000 metros cuadrados de superficie.

 

Actualmente se está actuando en el parque Blas de Lezo (en la zona de Cortijo Sur), que cuenta con una superficie de 2.100 metros cuadrados .

Los trabajos se extenderán a otras praderas del municipio, continuando por el parque Víctimas del Terrorismo (Avda. Infante don Luis). Y a lo largo de este año se tiene previsto actuar sobre 48.437 metros cuadrados de pradera.

Obras de mejora y regeneración

Hasta ahora se ha realizado un taqueado hasta una profundidad de unos 4 o 5 centímetros con una aireadora. Además, se han recogido los tacos manualmente y se está esparciendo arena de sílice.

Posteriormente, se realizará el escarificado de la pradera a unos 2 centímetros de profundidad para oxigenar la tierra, se sembrará y se realizará un aporte de mantillo para nutrir el césped.

El aireado consiste en pinchar el terreno, extrayendo los tacos resultantes, para oxigenar el suelo en profundidad. Y con el enarenado, se rellenan los huecos resultantes, favoreciendo la capacidad de infiltración del terreno.

Finalmente, mediante el escarificado, se realizan cortes en los primeros centímetros mediante máquinas con cuchillas verticales, se descompacta el terreno, eliminando el fieltro superficial y el césped muerto.

Así, se favorece la regeneración de la pradera, aliviando al césped de las causas que lo pueden deteriorar, y logrando una pradera más uniforme y tupida.

Importancia del mantenimiento

Todas estas labores son fundamentales para mantener la salud de las praderas, ya que las pisadas continuadas, las siegas y el riego provocan que el sustrato se compacte y se reduzca su permeabilidad.

Además, con el tiempo se va formando sobre el sustrato una costra superficial, compuesta por restos muertos del propio césped y otros residuos, que reducen aún más la permeabilidad. Esta capa impide que los fertilizantes, el agua y la luz penetren adecuadamente, pudiendo favorecer la aparición de enfermedades fúngicas y afectar a la estética de las praderas.