Educación
La importancia del juego en Educación Infantil
¿Cómo afecta el juego en los niños?El juego tiene un papel fundamental en el desarrollo integral de los niños pues a través de él, indagan sobre el mundo que les rodea, por lo que la pedagogía que utilizamos en nuestros colegios recurre al juego con fines educativos; está relacionado con el crecimiento, la creatividad y las relaciones del niño, ya que se siente bien y se expresa con libertad, se relaciona socialmente y adquiere responsabilidades y capacidad de juicio.
El profesor debe planificar teniendo en cuenta el espacio, tiempo y juegos necesarios, así como reflexionar sobre su intervención previa al juego, durante y después, fomentando la autonomía de los alumnos.
Por supuesto, las familias en casa también pueden hacer que aprendan a través de cosas cotidianas de una forma lúdica desde sus primeros años de vida. Por ejemplo, se pueden usar disfraces y luego crear historias para fomentar su creatividad o hacer collares con pasta para trabajar la motricidad fina.
¿Qué beneficios tiene el juego en su desarrollo?
- Beneficios en el desarrollo cognitivo: el juego es esencial para el funcionamiento del cerebro y el aprendizaje pues a través de él se estimula la capacidad de razonar y reflexionar y así en el futuro serán capaces de adquirir los conocimientos que se imparten en las siguientes etapas.
- Beneficios en el desarrollo motor: a través del aprendizaje lúdico podemos mejorar sus capacidades físicas trabajando la motricidad gruesa –correr o gatear– y la motricidad fina –jugar a encajar objetos–. El ejercicio físico además ayudará en su conocimiento del propio cuerpo. Por ejemplo, los bebés, antes de empezar a andar, buscan sus primeros estímulos a través del juego mediante movimientos que les entretienen.
- Beneficios en las relaciones sociales: a través del juego podemos fomentar el trabajo en equipo y la cooperación y así potenciar sus relaciones afectivas y sociales.
¿Cómo ha evolucionado el juego a lo largo de los años?Fomentar la curiosidad innata del ser humano es el mayor reto que han tenido, tienen y tendrán los educadores frente a los estudiantes; a los niños les debemos enseñar cómo pensar, no qué pensar, y ese es el trabajo de los docentes. Hasta hace poco más de diez años, esto solo se hacía en las primeras etapas, vinculando el juego al ocio y al tiempo libre. Con el paso de los años, el juego se ha hecho protagonista de todo el proceso de enseñanza y aprendizaje.
A los niños les debemos enseñar cómo pensar, no qué pensar, y ese es el trabajo de los docentes
¿Cómo se implementa esta disciplina en los centros educativos?En las aulas se debe proporcionar a los niños experiencias positivas para que afiancen su confianza, despierten su curiosidad y favorezcan la exploración e investigación hacia la creación de sus propios pensamientos.
“Para hacer eso posible y adaptarnos a todos los retos de la sociedad presente y futura, contamos con una metodología adecuada, la del IB (Bachillerato Internacional), con una formación y especialización de nuestro equipo docente de manera continua, así como con las instalaciones adecuadas para ofrecer una educación de calidad”, afirma Sandra Reales, coordinadora de E. Infantil en Eurocolegio Casvi Boadilla.
¿Se puede integrar el juego con otras disciplinas, como idiomas, tecnología, deportes, etc..?Gracias a la metodología del IB, los alumnos aprenden de manera transdisciplinar, pues todo el aprendizaje está en un mismo proceso.
Por ejemplo, mientras en una unidad de indagación de inglés aprenden sobre las tiendas, además del idioma podemos trabajar el conteo, las relaciones sociales y la cooperación.
El aprendizaje también se puede hacer con actividades en pizarras interactivas, fomentando el uso de la tecnología. Y por supuesto, en psicomotricidad las sesiones se trabajan de una forma lúdica en inglés y se fomenta la actividad física.
Así, con el juego trabajamos la atención y la capacidad de asombro, que tiene que ver con la curiosidad, se trata de ponerlo en el corazón del proceso de enseñanza y aprendizaje, no de utilizarlo como un recurso. Se trata de pensar y actuar con el juego como metodología y estrategia, activando la motivación de los niños, su emoción, porque como dice el neuropsicólogo Francisco Mora, “sin emoción no hay aprendizaje”.