Los cálculos se generan a partir de una matriz orgánica, alrededor de la cual se acumulan sales minerales. Otra teoría es que se forman cristales en orina y, cuando estos alcanzan una concentración elevada, se unen formando los cálculos.
Según la composición de estos urolitos diferenciamos cálculos de estruvita, oxalato, urato, cistina, silicato y otros menos frecuentes como los de fosfato cálcico, xantina, bilirrubina y sulfonamida.
- Estruvita. Son más del 60% de los cálculos en los perros y más del 50% en gatos. Se producen por depósitos de fosfato amónico magnésico. Suelen ser esféricos u ovoides y se pueden presentar aislados o agrupados. Determinadas bacterias que causan infecciones del tracto urinario son las responsables de que se desarrollen este tipo de cálculos.
- Oxalato. Representan, aproximadamente el 25% de los cálculos en perros y del 45% en gatos. Son los más frecuentes en personas. Son blancos, muy duros, con bordes cortantes y dentados que causan gran daño en las paredes del aparato urinario. No hay predisposición de raza ni sexo, pero es más frecuente en animales de más de 8 años.
- Otros. Son mucho más infrecuentes, aunque algunos tienen importancia en determinadas razas como los de urato en dálmatas. Algunos como los de silicato y cistina no aparecen prácticamente en gatos.
Síntomas
Sospechamos de cálculos cuando hay alteraciones urinarias como sangrado, disuria y aumento de frecuencia de micción en caso de cálculos en vejiga. Si se localizan en uretra, vemos intentos frecuentes de orinar sin resultado, paso de pequeñas cantidades de orina u obstrucción completa en casos más severos con anorexia, vómitos y daño renal.
En casos de cálculos renales podemos tener casos sin síntomas o con signos como sangrado no doloroso, síntomas de infección y daño en la función renal.
Si se sitúan en los uréteres se produce dolor en la región del hijar o síntomas más graves por rotura del uréter (vómitos, anorexia,...).
Diagnóstico
Se llega al diagnóstico por exploración física y la historia clínica y apoyándonos en pruebas complementarias (radiografía y ecografía) para confirmar la presencia de los cálculos en cualquier punto del tracto urinario. También mediante pruebas de laboratorio (análisis de orina, de sedimento urinario, cultivos y hemogramas) podemos establecer un pronóstico de la patología.
Tratamiento
El tratamiento puede ser conservador o quirúrgico. Operaremos a aquellos animales con cálculos que por su naturaleza no se puedan disolver (oxalato, por ejemplo) o que por su tamaño, cantidad o situación causen síntomas (como obstrucción o sangrado) que no puedan esperar a su disolución.
Determinados cálculos, como los de estruvita, si no son excesivamente grandes o numerosos, pueden tratarse con dietas específicas que modifican las características físicas de la orina y favorecen la disolución del cálculo.
Una vez resuelto el problema, los animales afectados deben seguir dieta para evitar que se reproduzca el problema y hacerse controles periódicos para detectar de la forma más pronta posible una posible recaída.