En Triart reconocen que existe una preocupación general. “Las bajas en la actividad por la situación son normales, pero nosotros confiamos en los protocolos impuestos en la organización del club, por lo que seguro que, una vez pasado un tiempo, muchos volverán o incluso llegarán nuevos alumnos”.

En el día a día, “la actividad se realiza más o menos con normalidad, a excepción de que no existan contactos entre gimnastas, por lo que el deporte se ha adecuado a ello. El uso de mascarilla es obligatorio, pero observamos que teniendo en cuenta esto y dejando descansos para bajar la intensidad del ejercicio, sí se puede realizar la actividad.

Toca mantener la calma y que el deporte siga adelante para todos. Que la población siga activa físicamente es importante y más para la salud psíquica”.

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Elba (directora del club) nos cuenta que, en su caso, “la modalidad de patinaje artístico, al ser un deporte en la modalidad individual, no está muy afectado el desarrollo de la actividad. Lo único que a veces les incomoda es el uso de la mascarilla con el calor o con los ejercicios más intensos”. En hockey, donde hay más contacto, se intentan hacer ejercicios que no precisen mucha proximidad y permitan mantener las distancias.

El baloncesto es un deporte de contacto, con el balón que pasa de mano en mano y que se practica en lugares cubiertos. Jugar y entrenar con la mayor seguridad posible implica adoptar las medidas adecuadas.

Este club de baloncesto reconoce que “en general, la respuesta ha sido muy buena y la mayor parte de nuestros deportistas han decidido continuar con la actividad, aunque sea en unas condiciones más complicadas que otros años”. El resto confía en que volverán cuando la situación se estabilice.

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Hacer deporte al aire libre tienes sus ventajas, pero este club ha suspendido temporalmente sus actividades de senderismo y orientación en la naturaleza por las limitaciones a trabajar con grupos de más de diez personas. Sí retomó el 1 de septiembre los entrenamientos físicos en la naturaleza, muy demandados “pues cada vez más personas buscan realizar actividad física al aire libre y una válvula de escape”.
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Ignacio González, presidente de la Escuela de Fútbol Madrid Oeste, nos cuenta que “poco a poco nos vamos acostumbran­do a la nueva rutina. Evidente­mente, no se lleva bien jugar con mascarilla, pero compensa el poder practicar el deporte que tanto nos gusta aunque sea en estas condiciones”. Hay preocupación entre los padres por los posibles contagios y ha habido bajas, “pero hemos entendido que las medidas son necesarias, aunque ello suponga un esfuerzo extra a todos los niveles”.
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En marzo se adaptaron rápidamente manteniendo su actividad online. “Lógicamente, todos estábamos deseando volver a practicar ajedrez de manera presencial, pero mantenemos un porcentaje de nuestra oferta telemática para quienes temen el contagio”, reconocen sus responsables. El resto, presencial con todo tipo de medidas.
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Aunque trabajan al aire libre, muchos alumnos están preocupados por la covid-19 y han pospuesto su incorporación al club mientras sea obligatoria la mascarilla. También les afecta las restricciones de aforo: “La pista municipal está limitada a 25 personas, cuando en temporadas anteriores hemos estado hasta 60 (en la disciplina recreativo-familiar los domingos), lo que nos ha obligado a reducir el número de alumnos y a prescindir de monitores”.
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Alrededor de 75 alumnos estuvieron inscritos el curso pasado. En septiembre empezaron menos de la mitad. “Lo único que nos afecta es el uso de mascarillas y la limitación en el número de alumnos”, asegura su responsable, José Chillón.
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 “Hemos tenido que adaptar nuestros entrenamientos a las normas establecidas, donde cada niño tiene su balón personal e intransferible, uso obligatorio de mascarilla, desinfección constante, etc. Estas medidas, en especial la de la mascarilla, complican bastante la actividad, pero nada que no podamos adaptar o ajustar. Las sesiones se han reducido en el tiempo e intensidad con más paradas para beber agua para que los jugadores se vayan adaptando poco a poco a realizar actividad deportiva de intensidad con la mascarilla puesta”.

El club reconoce la comprensión y ayuda de los padres, “sin la que hubiera sido imposible el inicio de esta temporada”. ”. Lo afrontan con “la mayor de las ilusiones y energía. Si algo nos ha hecho valorar la cuarentena es lo bueno de la rutina diaria y los beneficios que una actividad deportiva como la nuestra tiene para la salud, que es lo más importante que tenemos”.

“La preocupación e incertidumbre que genera esta situación en todos es evidente, pero también lo son las ganas de superarlo, y el deporte juega una gran baza en este sentido. Ha habido bajas de los jugadores de más riesgo o de algunos que prefieren posponer la actividad, pero la mayoría se sienten confortables y continúan entrenando”, dicen.

Ahora hay que emplear tiempo, que antes se dedicaba al propio deporte, a la desinfección y ventilación de la sala. Y hay que jugar con guantes.

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En la actividad de karate adultos, la mayoría de los alumnos ha vuelto a los entrenos. En infantil, se atrasó el inicio de las clases a octubre. Y en las clases de Defensa Personal Femenina “hemos empezado con el 50% de las alumnas y una buena predisposición”. Se van acostumbrando a entrenar con la mascarilla, “algo que ya nos parece normal”. O a tener que bajar al principio el nivel de intensidad.

La práctica del atletismo cuenta a su favor que es un deporte sin contacto y en el que es fácil mantener la distancia de seguridad. Además, se entrena al aire libre. Aun así, el club de Boadilla ha notado la demora en las inscripciones. Por suerte, las bajas se han compensado en parte con los nuevos alumnos que valoran las ventajas del atletismo como práctica deportiva segura.
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No ha sido difícil para la gimnasia rítmica adaptarse a las circunstancias de la covid-19. Al menor número de alumnos, se suma que han tenido que replantearse “todo el sistema de entrenamiento, los objetivos... Pero, como la situación es una incertidumbre global, nos apoyamos en la filosofía de poder entrenar y que por unas horas nuestras gimnastas se sientan más cerca de la normalidad tan deseada por todos”. Es el consuelo para seguir trabajando día a día con ilusión.

Este club de gimnasia rítmica es casi un recién llegado a Boadilla. Afrontan la situación que estamos viviendo con mucha serenidad. “Es una situación pasajera. Hay que esperar y no rendirse. Hemos tenido que adoptar las medidas necesarias para asegurar la protección frente al contagio. Las niñas y los niños tienen una capacidad extraordinaria de adaptación. Y aunque les gustaría poder realizar su actividad sin restricciones, aceptan las medidas y las cumplen responsablemente”, aseguran.